LA MANDRÁGORA de Nicolás Maquiavelo
CUADRO DE CONTENIDO |
Planta antropomórfica de la mandrágora |
En esta obra de Maquiavelo se aprecia en forma brillante la ironía con que miraba a la sociedad de su época, a la que calificaba de imperfecta y sucia, ideas por las que fue criticado.El editor
Ficha
TÍTULO ORIGINAL: La Mandragola
AUTOR: Nicolás Maquiavelo
IDIOMA ORIGINAL: Italiano
TRADUCTORA: Helena Puigdoménech
EDITORIAL: E-Bookarama
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2024 | 1ª Ed. 1524
ASIN: B07X44HGGW
GÉNERO: Teatro, comedia
Nº DE PÁGINAS: 34
Sinopsis
Yo comento
Florencia, Italia
Otra ciudad fundada por los romanos —en concreto, Julio César— en el 59 a. C. como asentamiento para soldados veteranos, y a la que pusieron el nombre de Florentia. Sus trazas todavía hoy pueden apreciarse en la planimetría de la ciudad —con su cardo (Vía del Corso) y su decumanus (Vía Roma) formando una cruz y orientadas de norte a sur y de este a oeste respectivamente—, al igual que destacaban en la época en que vivió Maquiavelo, sin lugar a dudas.
Una ciudad monumental donde las haya, cuna del Renacimiento y escenario de las obras de Donatello, Masaccio, Botticelli, Brunelleschi, Leonardo o Miguel Ángel. Cosa que —no obstante— no debió impresionar demasiado al político, pues no se le conoce ni una sola reflexión directa hacia las maravillas culturales que le rodeaban, sino únicamente una lamentación: que el aprendizaje de la política —donde las hazañas del pasado se admiraban pero no se imitaban— no siguiera el mismo camino que la moda de su tiempo de copiar estatuas antiguas para aprender de ellas.
Siendo capital de un estado que durante la vida de Maquiavelo vivió un periodo de gran inestabilidad política, cambiando de gobierno a cada rato, con los Médici, el fraile Savonarola, los Médici de nuevo hasta su caída definitiva —provocada por la onda expansiva que supuso la ocupación española de Milán y el sacco de Roma por el emperador Carlos V—, sin embargo, como no hay bien que por mal no venga, este estado de cosas contribuyó a engrandecer la ciudad, construyendo casi todo aquello que admiramos actualmente a nivel artístico y arquitectónico.
Autor
Al funcionario, diplomático, escritor, historiador, filósofo político —considerado el padre de la política moderna— Nicolás Maquiavelo la suerte le acompañó —paralelamente a la de la ciudad— de manera intermitente. Y subió y bajó en la esfera social y política como en una montaña rusa, para acabar —en el campo— en retirada forzosa de la vida pública y de su ciudad natal, pero con la tranquilidad necesaria que le permitiría llevar a cabo casi toda su producción literaria.
Entre medias trabajó para la República como diplomático y realizando proyectos políticos de muy diversa índole —un plan de ingeniería junto a Leonardo Da Vinci para desviar el curso del río Arno u organizar la milicia ciudadana—, incluso tuvo que pasar por el presidio y la tortura —acusado de conjurar contra los Médici—, aunque al final fuese amnistiado gracias a las celebraciones por el nombramiento de León X —otro Médici— como nuevo Papa.
Siendo una figura histórica de sobra conocida, su fama —inmerecida o equivocada— ha acuñado términos como lo maquiavélico o el maquiavelismo que —al parecer— nunca le hicieron justicia. En realidad solo fue un observador profundo de la realidad y un estudioso de la historia que aplicó sus conocimientos a sus teorías políticas y a la vida en general.
Dicen los entendidos en el tema que lo único que pretendió siempre fue separar la iglesia de la política y crear un sistema de gobierno que dejara la ética a un lado y que —sobre todo— permitiera una estabilidad a largo plazo. Para ello, la idea era conseguir los fines deseados sin que nada —ni siquiera la fortuna— se interpusiera en su consecución. Es decir, proponiendo forzar los acontecimientos para conseguir las metas deseadas. Vamos, lo que hoy llamaríamos buscarse uno mismo la propia suerte.
Aunque toda esta actividad profesional no lo alejó de una vida privada bastante movidita —repleta de juergas y amantes—, desarrollada en su barrio natal del Santo Spirito situado al sur del río Arno —donde pasó la mayor parte de su vida siendo un hombre vivo y real.Estructura
La comedia corta que hoy nos ocupa —estructurada en un prólogo, cinco canciones y cinco actos divididos en treinta y siete escenas—, logró un enorme éxito en el momento de su estreno y a lo largo de todo el tiempo transcurrido desde entonces, es de esas obras que respiran universalidad por todos sus poros.
Siendo una de las pocas obras de Maquiavelo publicadas en vida. A la par que una fiel observadora de las unidades aristotélicas, consistentes en tres reglas: la unidad de acción —sólo se debía desarrollar un conflicto—, la unidad de tiempo —todo debía pasar en un día— y la unidad de lugar —todo se debía desarrollar en un lugar único—. Justamente lo que sucede en La mandrágora: la única conquista de una mujer, durante el transcurso de un único día —veinticuatro horas—, y en un único escenario, Florencia.Contexto
Lo cierto es que a principios del siglo XVI aún no existía Italia y los territorios que la formaron después eran codiciados por los estados circundantes y por otros más alejados, como las grandes monarquías europeas. Así que todos ellos se hallaban sumidos en guerras permanentes, y la inestabilidad en los gobiernos de las diferentes fracciones de la península itálica era norma.
Y hacía diez años que vivía allí cuando, con la llegada del rey Carlos a Italia, empezaron las guerras que han arruinado esta provincia, por lo que decidí permanecer en París y no regresar a mi patria ya nunca, pensando vivir más tranquilo allá que aquí.Calímaco
En este estado de cosas, Maquiavelo se dispuso a teorizar sobre la manera de mejorar la situación creando su tratado político más universal —El príncipe—, y se lo dedicó a Lorenzo de Médici —nieto de Lorenzo El Magnífico—, pensando que con este obsequio recuperaría su favor —algo que jamás llegó a suceder— y que —a su vez— ayudaría a su líder a conservar su poder —lo que tampoco ocurrió.
La misma cara de la moneda
A pesar de este fracaso, durante toda su vida, siguió —erre que erre— replicando estas ideas en todas sus obras, algunas de las cuales se desarrollaron a rajatabla en la comedia corta que hoy nos ocupa. Por eso, no podemos obviar que ‘El príncipe’ y ‘La mandrágora’ están consideradas como la misma cara de una misma moneda, en la que Maquiavelo expone sus ideas políticas, de manera clara en el tratado político, y de forma más velada en la obra de teatro.
En el primero se muestra cómo es posible la conquista y la conservación de un territorio usando todas las armas de manipulación para convencer de manera sibilina a los que ocupan esas tierras y, así, dejarse conquistar sin oponer resistencia, consiguiendo —además— que los conquistados quedaran bien satisfechos de su entrega.
En la segunda, traslada estas teorías a un hecho realmente acaecido en Florencia: la conquista de una dama casada bajo el beneplácito de su esposo, y hasta de su madre y de la mismísima Iglesia so pretexto de conseguir embarazarse. Algo que el autor fabula de manera magistral en esta historia pícara de amoríos —a priori— imposibles.Personajes
Lo cierto es que 'La mandrágora' es una historia entretenida y divertida, con tintes irónicos, en la que aparece un claro simbolismo de la situación política del momento: Francia, la Iglesia, los florentinos, todos están representados en ella, donde los propios personajes —y sus circunstancias— toman las características y los comportamientos que definen a aquellos.
Un amante desdichado, un doctor poco astuto, un fraile vividor, y un parásito malicioso y cuco, serán hoy vuestra diversión.Prólogo
Así, Maquiavelo nos presenta unos personajes construidos con todas las características humanas necesarias: la astucia del conquistador, la rapidez del cómplice, la estupidez del esposo, la simpleza de la suegra y la maldad del fraile.
Pero, ¿qué sucede con la mujer objeto de deseo? Primero, pasiva, y luego, mucho más activa, termina por entrar en esta trama que parece obviarla o —cuando menos— relegarla a un segundo plano, que en el fondo no lo es. Pues aunque no participe en muchos diálogos, Lucrecia es el personaje principal de la obra porque a través de ella se entretejen las acciones de los demás personajes.
La Garnacha Teatro — Lucrecia |
Y es que Lucrecia es la clave de todo, tanto en tono real, como en tono político. Está inspirada por otra Lucrecia —la del historiador Tito Livio—, una patricia que habiendo sido víctima de violación por parte del hijo del último rey de Roma, y debido a ésta circunstancia y a su posterior suicidio, influyó en la caída de la monarquía y en el establecimiento de la República. Ahí es nada.
La presencia de nuestra Lucrecia representa, pues, el aspecto histórico, y los demás personajes, el aspecto político. Pero sobre todo, muestran al espectador esa historia verídica —y bastante divertida— de enredos amorosos muy reales:
La narración de una 'verità effettuale' —vida real— en la que sus protagonistas, hombres y mujeres, vivos y reales, luchan en pos de la felicidad.El editor
La infusión de mandrágora
Pero… ¿y el título? Hace referencia a una planta vastamente usada en rituales mágicos, de la que se dice que tiene un hombrecillo en las raíces, cuyos brotes —según la leyenda— gritan y cobran vida cuando se arrancan y son capaces de matar a quien ose hacerlo.
La mandrágora crece en las riberas de los ríos |
En esta obra, el autor le dio el poder de curar la esterilidad y de matar al hombre que yaciese con la mujer que había consumido previamente una infusión de esta planta. Toda una ocurrencia necesaria para redondear la trama, y el engaño. Y un título que relevó finalmente al inicial, mucho más prosaico y aburrido. Algo así como: Comedia de Calímaco y de Lucrecia.
En resumen
El Renacimiento supuso una mirada al clasicismo romano y al hombre como centro del universo, dejando de lado toda la tradición medieval. En lo tocante al teatro, supuso una gran renovación: al fin los actores obtuvieron la consecuente remuneración por su trabajo y se crearon nuevos espacios —privados y techados— para realizar las representaciones. Seguramente, en estas condiciones tuvo lugar la que sería la primera representación de esta comedia —recién salida del horno— para amenizar la boda de Lorenzo II de Medici, duque de Urbino, con Madeleine de la Tour d’Auvergne en 1518. Y lo cierto es que Maquiavelo le echó arrestos al asunto, porque:
La mandrágora supone una crítica sarcástica a la iglesia y a la sociedad florentina del Cinquecento. Pero tiene también una lectura mucho más política y profunda. Y en ambas lecturas, como en toda su obra, Maquiavelo nos ofrece lo que él considera las claves para la obtención de nuestras ambiciones. Unas ambiciones humanas, en un mundo real, con unos seres humanos que son como son y no como deberían ser, capaces de todo por conseguir lo que desean.El editor
La continua experiencia de las cosas del mundo, y la lectura de la historia, le han dado a nuestro autor títulos suficientes para aconsejarnos, sobre todo cuando no nos da, en contra de lo que muchos opinan, ningún juicio moral; tan solo nos presenta la realidad para que nosotros saquemos las consecuencias y usando nuestro libre arbitrio pero bien informados de cómo están las cosas, sin fantasías, ateniéndonos a la verdad efectiva, actuemos en consecuencia.
Por lo tanto, ¿quién triunfa? Aquel que mejor sepa amoldarse a los cambios, capaz de todo por conseguir lo que desea.
Por muy mal que estén las cosas siempre hay algún resquicio de esperanza; y por muy débil y vana que ésta sea, el ansia misma que el hombre tiene por lograr su propósito, le hace ver las cosas de otro modo.Calímaco
Y siempre con la intervención de la fortuna en los asuntos humanos privados o públicos. La fortuna es un elemento disruptivo que primero desordena y, luego, arma el escenario de otro modo.
Adaptaciones
PELÍCULAS:
- 1965: La mandragola, largometraje italiano escrito y dirigido por Alberto Lattuada, protagonizado por Rosanna Schiaffino, Philippe Leroy, Jean-Claude Brialy, Totò...
TEATRO:
- 1518: La mandragola, comedia representada por la Compañía de la Cuchara —Compania della Cazzuola— con una puesta en escena realizada por Andrea del Sarto y Bastiano da Gallo para la boda de Lorenzo II de Medici, duque de Urbino, con Madeleine de la Tour d’Auvergne.
- 2015: La mandrágora, comedia representada por el Teatro Rodante Universitario bajo la dirección de Dean Zayas.
- 2021: La mandrágora, adaptación libre de Angélica Rogel.
Los titulos (en caso de que haya enlace disponible) están enlazados a las páginas donde se pueden visualizar.
Valoración
3/4 books
Una comedia con doble fondo.
PE: Comencé con El príncipe, aunque me pareció un tanto árida. Esta obra me llevó a La mandrágora, infinitamente más divertida. Y pensé en leer y comentar ambas, como la situación parecía pedir a gritos. Pero, al final, el tiempo —o la falta de él— solucionaron el dilema por sí solo. Y me quedé con esta obra que acabo de comentar. No sé si será la mejor comedia del renacimiento o —incluso— del teatro universal, lo que está claro es que si te decides a leerla, te hará pasar un buen rato y te acercará un poco más a la vida y obra de alguien tan interesante y popular —para bien o para mal— como Nicolás Maquiavelo. Atrévete.
Es esta una obra pequeña pero matona. Con una enjundia inesperada para un formato tan reducido. Como prueba, la extensión de este larguísimo post.
Has hecho, sin duda, la más completa reseña posible de un libro. Increíble cómo lo has contextualizado con tu búsqueda de algún autor Florentino, hablándonos también sobre la propia Mandrágora en sí.
ResponderEliminarAdemás aportas datos extra muy interesantes como el de la adaptación cinematográfica, por ejemplo.
Por no hablar, claro, de los mapas e imágenes que has ido incorporando a lo largo de todo la entrada.
Un trabajo increíble y muy inspirador.
Gracias, Rebeca. Espero haber estado a la altura del reto. La verdad es que me dio una comedura de coco importante. Maquiavelo no es nada fácil. Pero lo recomiendo, al menos esa parte más lúdica de ficción que también escribió de maravilla. Es esta una obra corta pero muy densa, como algunas que me he encontrado en los últimos tiempos, y en las últimas reseñas.
EliminarUn beso y bienvenida a mi lar.
hola
ResponderEliminarcomo mencionas, tal vez me atreva. la verdad todo suena super interesante sobre todo por como desgosazte todo y practicamente hablarste sobre cada aspecto posible; me ha encantado el post!
saludos
Gracias, Xing Queen. Se agradecen los elogios cuando se hace más difícil de lo normal hablar —como en este caso— de una obra en apariencia ligera pero que en el fondo no lo es tanto, por contener diversas capas. Anímate, si no lees muchos clásicos estos tan cortitos son una buenísima manera de empezar o de animarse para luego pasar a otros más largos.
EliminarSaludos.
¡Madre mía, es una reseña impresionante! Me da bastante pereza leer a Maquiavelo y más si tuviese que ser con una edición como la que tu tienes, pero creo si ha conseguido que le hayas dedicado tanto tiempo como cariño has puesto al redactar este texto, se me pasa un poco.
ResponderEliminarHola, MJ! Como bien comentas, la figura de Maquiavelo, con su El Príncipe, parece arrastrar mala fama. No sé por qué. En ella simplemente diseccionó los mecanismos del Poder y, de hecho, creo que sigue siendo el manual de cabecera de la casta política que rige nuestros destinos hoy día. La mandrágora no le he leído, pero sin duda me la has hecho muy deseable, humor e ironía siempre es un plus en cualquier lectura. Un abrazo y de nuevo una gozada leer tus trabajadas reseñas.
ResponderEliminarBuenas tardes, MJ RU1Z.
ResponderEliminarPrimeramente, mis disculpas por pasar tan tarde a leerte. En las dos últimas semanas me ha sido difícil compaginar vida y trabajo.
En cuanto a tu reseña, me ha parecido una apuesta estupenda y valiente. No muchas personas se atreverían con Maquiavelo. Me parece una obra fascinante, solo siento que el archivo del lector no se dejara ver completo.
Por otro lado, el acercamiento que nos has hecho a Florencia y al perfil literario del autor es sensacional. Enhorabuena por tu reseña.
Nos vemos en Nápoles.
Un abrazo.