HAMBRE de Knut Hamsun
CUADRO DE CONTENIDO |
Hambre es posiblemente la novela más influyente de la historia.ZENDALIBROS.COM
Ficha
TÍTULO ORIGINAL: Sult
AUTOR: Knut Hamsun
IDIOMA ORIGINAL: Noruego
TRADUCCIÓN: José Viana
EDITORIAL: Plaza & Janés
AÑO DE PUBLICACIÓN: 1979 | Original de 1890
ISBN: 8401480604
GÉNERO: Novela, clásica, drama, histórica
Nº DE PÁGINAS: 237
Sinopsis
El protagonista de 'Hambre' no tiene nombre, no tiene edad, no se sabe nada de su origen o de su familia. Es un hombre sin pasado, arrancado, como una planta, de su contexto y lanzado al anonimato y la hostilidad de la gran ciudad.
Yo comento
Me decidí por este libro para completar el apartado 'Clásico cuyo título tenga solo una palabra' perteneciente al Nivel 2 del ‘Reto Todos los clásicos grandes y pequeños III’ promovido por inquilinasnetherfield.blogspot.com. Además, el apellido del autor empezaba por la ‘H’ y eso también me encajaba en el ‘Reto Autores de la A a la Z 2022’ de Lecturápolis. La verdad es que no tenía mucha idea de qué iba a encontrarme tras la cubierta, tampoco conocía de nada al autor, pero la obra terminó por sorprenderme.
Estructura
Escrita en tres actos, sin embargo no cumple las premisas que serían normales en una estructura como esa. Lo cierto es que hay un cierto repunte al final de cada uno de ellos, aunque si algo caracteriza a esta novela es que carece de trama, de propósito y casi de personajes. Son solo los pensamientos —contados en primera persona— que pasan por la cabeza de un escritor hambriento que vive en una ciudad que le resulta muy hostil. Ya lo dijo su autor:
He hecho un intento de escribir no una novela, sino un libro sin bodas, sin excursiones campestres y sin bailes en casa del señor director; un libro sobre las delicadas oscilaciones de una vulnerable alma humana, sobre esa extraña vida de la mente, sobre los misterios de los nervios en un cuerpo consumido por el hambre.Knut Hamsun
Autor
Knut Hamsun es el seudónimo utilizado por Knut Pedersen —un escritor noruego— que junto a August Strindberg, Henrik Ibsen y Sigrid Undset formó un cuarteto literario escandinavo que alcanzó fama mundial en las primeras décadas del siglo XX —Premio Nobel incluido en 1920—, algo que cambió radicalmente tras la Segunda Guerra Mundial, cuando prestó su apoyo al régimen nazi y a Hitler. De hecho, esta postura radical y deleznable para la mayoría occidental —complementada con sus inclinaciones anarquistas con matices anti-igualitaristas y racistas— le valió el rechazo de los otros escritores y de muchos lectores que lo castigaron evitando sus escritos y así pasó a ser casi un desconocido, ocupando el purgatorio literario.
Sus inclinaciones no dejan de tener un componente rencoroso, si tenemos en cuenta que desempeñó los oficios más diversos y humildes para ganarse la vida en distintos lugares de Noruega —de zapatero a vendedor ambulante pasando por picapedrero entre otros muchos—. Luego, en 1882, emigró a Estados Unidos, donde aprendió a detestar a su población negra. Cuando regresó a casa —en 1888— la publicación de ‘Hambre’ lo catapultó de inmediato a la fama hasta que la pifió con lo del nazismo.
Odio a la ciudad
Nacido en el medio rural, con una aversión manifiesta al medio urbano, imbuyó de este sentimiento al protagonista de ‘Hambre’, quien pasa mil y una penurias debido al pseudo-ostracismo al que la gran ciudad le aboca, donde lo único que puede hacer cuando sus ingresos le fallan, es empeñar hasta sus más nimias posesiones, como los botones de su chaqueta.
Siempre podía intentar empeñar los botones. Claro que de nada me serviría, y además no podía con mi alma. Pero bien pensado, para ir a mi casa había de pasar precisamente por la casa de empeños.
La sociedad de esa ciudad tan rígida —Cristianía aka Oslo— que Hamsun nos representa, donde la mendicidad parece estar muy vigilada —no puede pasar demasiado tiempo sentado en un banco ni paseando de noche—, no se lo pone nada fácil a su maltratado organismo, que además ha de soportar un clima muy poco favorable.
¿Por qué aquellos últimos meses me habían maltratado tan rudamente? Ya no reconocía mi carácter dichoso; en todas partes era objeto de los más singulares tormentos. No podía sentarme solo en un banco, ni poner un pie en parte alguna sin ser asaltado por pequeñas contingencias insignificantes, pequeñeces miserables que se situaban entre las imágenes de mi espíritu y dispersaban mis fuerzas a todos los vientos.
Orgullo de clase
Un estúpido orgullo de clase le lleva indefectiblemente al auto-sabotaje y en algunos momentos parece que va a llegar hasta el límite que su salud es capaz de soportar. Hay situaciones que parecen incomprensibles, pero que son producto de los locos pensamientos que el hambre extrema le hace a su cerebro.
¡Bah, ya sé qué hacer; ante todo, no tratar de inspirar piedad! ¡Puf! ¡Qué cosa tan desagradable! Te aseguro que me repugna.
Con creciente furor, rechinando los dientes al sentirme tan acabado, seguí entre quejas y juramentos, echando pestes, sin cuidarme de las gentes que pasaban a mi lado. Volví a martirizarme voluntariamente golpeándome la frente contra los faroles, hincándome las uñas en las palmas, mordiéndome la lengua como un demente cuando hablaba con claridad y riendo furiosamente de mi daño.
Está arruinado y casi nunca tiene dinero para comer, lo que no le permite escribir de manera coherente y como sus escritos no tienen valor, no logra venderlos casi nunca, por lo que vuelve a pasar hambre. Es un círculo vicioso del que no consigue salir, y no es capaz de aceptar adelantos ni limosnas pero, al final, algo inesperado sucede dulcificando su penosa existencia.
Aunque tuviera la suerte de obtener un billete de cinco coronas por uno u otro medio, nunca duraría aquel dinero el tiempo suficiente para permitirme restablecerme por completo antes de tener que sufrir un nuevo período de ayuno.
Me tiende un billete de diez coronas. No hace ningún alarde, me da sencillamente diez coronas, repitiéndome que no es posible que me deje morir de hambre. Balbuceo unas objeciones y no cojo el billete inmediatamente. Es una vergüenza para mí... y además es demasiado.
Novela psicológica
Se puede decir que Hamsun abrió una puerta a una parte de la literatura hasta ese momento inexplorada. Pionero en utilizar técnicas de corriente de conciencia y monólogo interior. Las que inspirarían a otra generación de autores compuesta por nombres tan notables como James Joyce, Marcel Proust, o Virginia Woolf.
Quería decir que había naturalezas que se alimentaban de bagatelas y morían por una palabra demasiado dura. Le di a entender que yo era una de esas naturalezas. El hecho era que mi pobreza había agudizado en mí ciertas facultades, hasta el punto de producirme serios disgustos, sí, lo aseguro, serios disgustos. Pero aquello también tenía sus ventajas, me servía de auxilio en ciertos momentos. El inteligente pobre es un observador mucho más fino que el rico inteligente. El pobre mira a su alrededor a cada paso que da, espía suspicazmente cada palabra que oye a las gentes que encuentra; a cada paso que da él mismo impone a sus pensamientos y sus sentimientos un deber, una norma. Tiene el oído fino, es impresionable, es un hombre experimentado, su alma tiene quemaduras...
Usó para ello a protagonistas complejos, intempestivos y apasionados, también asociales que sufren por su inadaptación —a veces auténticos alter ego como en la presente obra— y dotan a la narración de imprevisibilidad y un cierto claroscuro romántico.
[…] me había mantenido honrado en medio de tanta miseria, honrado de arriba abajo. ¡Que Dios me perdonase! ¡Cómo había hecho el ridículo!
Representó una importante influencia para escritores como Franz Kafka, Stefan Zweig, Hermann Hesse o Ernest Hemingway, quien afirmó:
Hamsun me enseñó a escribir.
Tampoco se libraron de su influjo Henry Miller, Paul Auster, John Fante y Charles Bukowski, quien le consideraba:
El mayor escritor que ha vivido jamás.
No es de extrañar que los chicos de Zenda consideren esta novela como la más influyente de la historia.
Adaptaciones
A pesar de ello, tan solo fueron dos las adaptaciones cinematográficas realizadas hasta ahora. Una en la segunda mitad del siglo XX y otra a principios del siglo XXI. La primera premiada en festivales de renombre y la segunda filmada con bajo presupuesto, pero también ganadora de varios premios. Además, el artista de cómics Martin Ernstsen —también de origen noruego— hizo su aporte materializado en un magnífico cómic:
- 1966: Sult, largometraje danés escrito y dirigido por Henning Carlsen, con el premiado Per Oscarsson como protagonista.
- 2001: Hunger, largometraje estadounidense escrito y dirigido por Maria Giese, con Joseph Culp como protagonista, en una versión contemporánea de la novela de Kut Hamsun.
- 2019: Sult, cómic ilustrado por el artista de cómics noruego Martin Ernstsen, que ganó en 2019 el Premio Brage por esta adaptación.
Valoración
3/4 books
Pensamientos de un escritor hambriento.
¿Te gusta la novela psicológica? ¿Has leído alguna?
Foto edición: MJ RU1Z
Leí este libro en 2008. Lo encontré en una feria del libro antiguo y recuerdo la perplejidad que, como a ti, me causó. Leyendo el libro recuerdo haberme preguntado si lo que estaba leyendo era pura ficción o tenía algo de autobiográfico. Luego ya indagando descubrí que había mucho de la experiencia de Hamsun en la novela.
ResponderEliminarCreo que hay autores que debido a su ideología han sido ninguneados y nos hemos perdido sus buenas obras. Este podría ser un caso pues es cierto que desde sus veleidades nazis poco se ha hablado de él. En España ha pasado con algunos escritores afines al franquismo y/o falangistas. Yo que no me suelo dejar llevar de prejuicios en cuanto a autores (otra cosa son los géneros) y soy capaz de no poder soportar a un autor, pero adorar sus libros, he descubierto obras notables en autores sobre los que pesaba la losa de su ideología. En España ganaron la guerra, pero perdieron su puesto en la literatura. Los simpatizantes nazis ni siquiera ganaron la guerra, afortunadamente.
Un beso.
Lo que tú no hayas leído, Rosa...
EliminarEs cierto que el libro se las trae y he encontrado la peli de 1966 —en portugués— pero puedo con ella y tengo muchas ganas de verla, a ver qué tratamiento da a la historia.
En cuanto a los escritores malditos por sus ideas... es cierto que a veces escriben cosas interesantes. A mí me gusta enterarme de primera mano y prefiero leerlas por mí misma y formarme mi propia opinión que hacer como otros y vedar su lectura para luego opinar por oídas. Ahora bien, si no me gusta lo que dicen —como ya te habrás dado cuenta— siempre lo reflejo en mis reseñas o críticas.
Este libro fue bastante anterior a sus ideas nazis, aunque ya se reconocen algunas posturas radicales, como esa del orgullo exacerbado de sí mismo y lo que puede o debe admitir o no, perfiriendo morir de hambre que ceder a otras ideas que no sean las suyas.
Aunque cualquiera puede equivocarse, y muchos luego pudieron probar de su propia medicina, otros desaparecieron pensando que estaban en lo cierto. Hamsun plantó cara a Hitler y eso sí que es un punto a su favor.
Un beso.