MINIMALISTA — 5 líneas Junio 2021

MINIMALISTA — 5 líneas Junio 2021


Esta es mi séptima vez en este reto. Cinco líneas que deberán contener tres palabras propuestas por Adella Brac, la jefa, la promotora. Algo sencillo de explicar pero no tanto de crear. Ven a ver lo que se me ha ocurrido para el sexto mes cincoliniero del año.




Microrrelato

Aquí te presento mi sexta propuesta cincoliniera del año. Espero que la disfrutes tanto como yo lo hice durante el proceso creativo.


Minimalista




Siempre le había gustado el barroquismo en todas sus expresiones. En cada esquina de su casa había centenares de objetos, la mayoría inservibles aunque con pasado. Con solo mirarlos se sentía bien. Según su terapeuta, no era bueno acumular. ¿La única opción posible? Resumir el entorno. Por eso, de mala gana, lo dejó transformado.

Ahora es menos feliz pero más minimalista.
«Lo de menos es más funciona. O no…», pensó confusa.




mj 





El reto

Esta es mi sexta participación en este reto que inauguré a final de año —mis otras entradas aquí—. Pero déjame que te lo presente. Un reto original —enlace aquí— de Adella Brac, consistente en la creación de un microrrelato de cinco líneas que deberá incluir las tres palabras propuestas cada mes. Para medirlas, usaremos un procesador de textos tipo Word y la fuente Times New Roman de 12 puntos.

La fidelidad al reto se premia y este es mi sexto mes consecutivo en 2021, por eso ya soy merecedora de un pequeño premio o Medalla de Plata que exhibo orgullosa a continuación:

A los seis meses seguidos el Reto 5 Líneas de Adella Brac te obsequia con el Trofeo de Plata



Jun 21

Como su autora nos dice en su post original de este mesenlace aquí— y donde también puedes encontrar el resto de micros participantes a lo largo del plazo actual de presentación y el recopilatorio de todos los ejercicios del año en curso, las palabras para esta ocasión —Junio de 2021son las siguientes:

transformado | opción | resumir



Banners

Para apuntarse hay que subir el texto de 5 líneas al formulariohabilitado para ello en la entrada correspondiente del blog de Adella, enlace aquí— y colocar el banner del reto en tu post o en otra parte visible de tu blog. Yo lo he puesto aquí abajo para ir al reto de Adella y en MisceláneosRetosBanner para ir a la página donde aparecen todas mis entradas del reto. Como extra, dejo la propuesta —banner LECTOR cero— para hacer —si lo deseas— un comentario de estilo sobre mi texto. Quedas invitad@.

El Reto '5 líneas' propone la creación de relatos cortos o microrrelatos de cinco líneas Para que tus lectores comenten el estilo de tus relatos



Pinterest

Para acabar: si te ha gustado y usas Pinterest, puedes animarte a repinear este pin en uno de tus tableros. Es gratis y me encantaría. También puedes repinear cualquier otra imagen del post —para ello he habilitado un botón que se activa en la esquina inferior derecha, al pasar el cursor o el dedo sobre la foto—, si así lo deseas. Ya sabes, a gusto del consumidor:

Reto '5 líneas' de escritura de microrrrelatos


PE: Minimalista o barroquista... minimalista de pensamiento pero barroquista de hecho... ser minimalista de verdad siempre es una ardua tarea.


Fotografías: Pexels.com y Freepng.es | Imagen-base de Eva Elijas en Pexels de descarga gratuita | Rostro de autor desconocido en Free png de descarga gratuita.
Edición: MJ RU1Z


¡Salud y suerte!


¿Qué te ha parecido el sexto micro del año?
Cuéntamelo aquí abajo me encantaría saberlo.

61 comentarios:

  1. Hola, MJ. Que disyuntiva presentas en esta reflexión. La verdad que yo seria mas salomónico y tendría una vitrina saturada de trastos y cosas, pero el resto de lo más espartano. Seguro que tu protagonista en una segunda reflexión se planteará esta opción y lo transformado por fin conseguirá resumir, con afinidad, el minimalismo y su felicidad.

    Saludos 🖐🏼

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, en el minimalismo no hay opción de vitrinas llenas de objetos. Si no, no sería minimalismo. Como mucho podrías guardar esos objetos en un armario fuera del alcance de la vista... Lo vacío produce una paz mental que quedaría rota por una vitrina kistch. No ha lugar, me temo.

      Eliminar
  2. No me has entendido o yo me he explicado de pena. Una alacena, un armario, o una vitrina es un volumen del que no cuelgan cosas como las típicas mesas camilla repletas de adornos y fotos. Por eso en un armario o vitrina tener todo eso y darte una dosis de cacharritos al abrirlo.
    Yo es que tengo una lógica muy particular, si lo veo por los estantes o las mesas sí me daría agobio, pero en su particular reserva de cristal no me ofendería. 🖐🏼

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te he entendido perfectamente pero el minimalismo requiere orden visual y eso solo se consigue cuando los objetos quedan escondidos en el interior de un armario.
      Imagina una playa por ejemplo. ¿Qué te produciría más paz mental, una playa atestada de sombrillas y gente o una que estuviera desierta?
      La playa repleta sería barroca y la vacía representaría elminimalismo. No sé si me explico.
      <una cosa es que no te odenda y otra que sea minimalista. Lo dice la palabra: mínimo. Todo reducido al mínimo de lo mínimo.

      Eliminar
  3. Sí te he captado la idea, yo también prefiero la playa minimalista. Y siguiendo con tu ejemplo, una sombrilla con el consabido bolso playero y una toalla extendida o una silla, nada de artilugios como nevera, radio, libro, aletas, tarteras, etc. Ahora bien el bolso playero puede ser lo suficiente grande para llevar un termo, un bocadillo, un libro, el móvil, etc, en su interior para no romper la estética minimalista del entorno. Así, si como, bebo, leo o escucho música no dejo de ser minimalista al hacer cada cosa en su momento, pero si tuviera montado un bazar con todo ello desperdigado como se suele ver en la playa entonces si creo que rompería con ese minimalismo aunque mi sombrilla fuera la única que estuviera.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En el minimalismo, aparte usar solo lo necesario, tampoco hay que poner a la vista las pocas cosas que uses. Le has sacado una historia al ejemplo de la playa... madre mía.

      Eliminar
  4. Creo que al final hemos llegado al mismo sitio y no me refiero a la playa 😁
    Una sombrilla, una silla y un bolso playero donde estaría guardado todo lo necesario (libro, comida, botella, móvil, gafas, y la ropa bien dobladita). Cualquiera que nos viera, si estuviéramos solos en ese entorno, seguiría pensando que es minimalista. ⛱🖐🏼

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo dicho, esto da para un relato o un par... podríamos hacer un reto a dos con este material... ja, ja.

      Eliminar
  5. La Caleta es una lengua de mar entre acantilados con una pequeña playa de arena gruesa. De hecho, cuando la marera está alta, apenas queda una fina franja de ella entre las rocas y el mar.
    Yo la descubrí en unos de mis habituales paseos por la costa. Tor mi incansable compañero peludo bajó por una semi oculta senda entra las rocas ávido de refrescarse. Al pisar su arena y contemplar la simple, pero inconmensurable belleza de esta pequeña cala, supe que seria nuestro oasis particular.
    Atrás, y para siempre, se quedaran las saturadas y bulliciosas playas veraniegas con sus aparcamientos atestados de coches, así como el pegajoso olor a fritanga de los incontables puestos y chiringuitos en sus paseos.

    87 palabras. 😁🖐🏼

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquella visión superaba con creces cualquier otra imaginable. Éramos pocos los románticos esparcidos por la arena de la playa saludando al sol en su despedida diaria. Algunos, cámara en ristre, otros con sus móviles y los menos, con sus ojos como único instrumento para el recuerdo.

      El ritual solo duraba unos breves momentos pero era tan distinto al usado pocas horas antes en ese mismo sitio… donde miles de personas disfrutaban del día playero… Se diría que eran dos lugares diferentes en un mismo escenario.

      ¿Mi preferido…? ¿Tú qué crees?

      90 palabras : )

      Eliminar
  6. Yo era el nuevo lugareño, conocí este pequeño pueblo turístico al final del verano y me hechizó. Este es mi primer invierno, me encanta ver el amanecer con la playa ahora desierta. Ella era la única persona que paseaba por la mojada arena. Ni siquiera dejaba rastro, borrando las olas las huellas, a su paso.
    En esta pequeña villa marinera, fuera de la temporada estival, todos deben conocerse. Al preguntar, en el café del puerto por la misteriosa mujer, todos los presentes me sonrieron y el más viejo me dijo algo que aún me intrigo más.
    —Si ya has visto a La Mujer de la Orilla ya no eres un forastero; Bienvenido.

    112 palabras 🚶🏼‍♀️🖐🏼

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre me gustaron los paseos a la orilla del mar. La frialdad del agua en contacto con mis pies me hacía sentir viva. Mantenía sanos mi cuerpo y mi espíritu.

      En los años que llevo viviendo en la casita de la costa nunca falté a mi cita con la aurora bañada en mareas pero un día… noté una leve incomodidad, una falta de estímulos extraña y lo más raro, la desaparición de mis propias huellas. Desde entonces mis caminatas marinas no han vuelto a ser lo mismo.

      Yo no me rindo. Sigo insistiendo cada día aunque muchos parezcan ignorarme.

      99 palabras.

      Eliminar
  7. La galerna ennegreció el azul horizonte en cosa de minutos. El radiante sol veraniego quedó oculto tras la densa nube que cubrió la playa. Con la estampida humana, ante el inminente aguacero, la arena fue recobrando su nativo territorio, hasta hace muy poco, colonizado por innumerables toallas y enarbolado de sombrillas.
    Los elementos de la Naturaleza, a veces se alían, para demostrar quien de verdad manda en La Tierra.

    69 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. «Son solo unas gotas...», se dijo para convencerse, haciendo caso omiso de lo que sus sentidos interpretaban como una clara señal de alarma.

      «Solo me faltan unos pocos pasos para terminar mi rutina diaria, luego me pondré a cubierto, como todos los demás...», volvió a auto-engañarse.

      Bastaron un par de segundos para que una lengua de agua la engullese. Nadie se percató. Después de todo solo era la loca que vivía sola al borde del mar.

      76 palabras

      Eliminar
    2. En la playa
      Cerré los ojos y dejé de ver ese enjambre humano que me rodeaba. Me tapé los oídos y el silencio me alivió de aquel molesto bullicio. Ahora solo siento las caricias de la brisa en mi piel junto con el acompasado rumor de olas de mi imaginación.

      50 palabras

      Eliminar
    3. En plena hora punta playera la mar escupió el cadáver de una mujer joven. Algunos lugareños reconocieron extrañados su ropa deportiva. Nadie la había echado en falta.

      Un corrillo de curiosos arropó largo tiempo el cuerpo tirado en la arena mientras el resto obviaban la escena como si allí no hubiera pasado nada. El bulto seguía rodeado de agentes cuando alguien gritó:

      —¡Mirad! —Señalaba con el dedo una figura femenina que desapareció entre la niebla de la orilla—. ¡Es ella!

      81 palabras

      Eliminar
  8. Con la bajamar dio comienzo el concurso de castillos de arena. No solo los niños empezaron a trabajar en las parcelas para ello preparadas, muchos adultos se les unieron aunque solo fuera llevando calderos de arena seca o rebosantes de agua salada.
    Por la tarde, la marea ya se encargaría de arreglar ese caos de murallas y torreones, recuperando la playa así su ondulada naturalidad. Al menos, los jóvenes artistas delante de sus creaciones y gracias a los móviles, inmortalizados también quedaron.

    82 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. «Solo me quedan un par de vueltas —se dijo a sí misma—, debo apresurarme y terminar antes de que suba la marea.»

      Contempló de refilón a la multitud congregada en el concurso de castillos. Niños y adultos se afanaban para construir el edificio efímero más espectacular y deseó con todas sus fuerzas que ese día acabase pronto, así como la temporada estival. Quería recuperar la tranquilidad que la había llevado hasta allí.

      —¡Eh, miradla! —gritó alguien—. ¡Ahí está otra vez!

      Muchos de los bañistas miraron en la dirección señalada sin comprender…
      Allí no había nadie.

      97 palabras

      Eliminar
    2. En la desierta playa todavía parecía oírse resonar el eco de sus estivales visitantes, ahora solamente es la luna quien baña su reflejo en las plácidas aguas. Un azul cielo, despejado desde el amanecer hasta el mismo ocaso, propició la afluencia masiva y constante de gente ansiosa de sol. Por su parte, el mar también acogió a todos aquellos que deseaban refrescarse, en tan veraniego día. Mañana, seguramente, se repita la misma rutina; y así será hasta que el otoño tome las riendas de la siguiente estación.

      87 palabras

      Eliminar
    3. Mientras esperaba a que el tiempo pasase decidió caminar por la playa cuando estuviese vacía, por la noche o antes del amanecer. Nunca había sido demasiado sociable y, en esos momentos, no estaba dispuesta a cambiar sus costumbres.

      38 palabras

      Eliminar
  9. Mi playa es única, una sencilla y pequeña tira de arena entre las rocas, que cuando la marea sube desaparece. No necesito más para disfrutar del sol y poderme bañar con toda la tranquilidad. A veces la compartimos dos, cada uno ubicado en un extremo, dejando el centro como zona neutral. Cuando hay respeto hasta la soledad puede ser compartida.

    60 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde hace un tiempo ese forastero me imita. Baja a mi cala y ocupa un espacio íntimo que hasta ahora sólo a mí me pertenecía. He de hacer algo para librarme de él y recuperar mis dominios.

      37 palabras

      Eliminar
  10. Toda su vida laboral había sido como policía, fue un auténtico sabueso siguiendo las pistas y gracias a su tenacidad, nunca abandonaba, se pudieron resolver muchos casos. Ahora ya jubilado, en su matutino paseo por la playa, seguía de un lado para otro las huellas creando trayectorias de la arena al mar y viceversa, desde una determinada posición a las papeleras, a las duchas, al paseo, o al aparcamiento. Mientras, su nuevo compañero y cuidador, le contempla absorto pensando que, retirado o no, siempre seria un perro policía.

    88 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo que más le intrigaba era aquella mujer misteriosa que veía desde su ventana paseando cada amanecer. ¿Quién era? Le gustaba imaginar su ‘oscura historia’ porque, según su dilatada experiencia, todo el mundo terminaba por tener una.

      Decidió levantarse más temprano y salir a pasear a la misma hora que ella para verla más de cerca y juzgar por sí mismo. Al día siguiente pondría en marcha su plan, resolvió.

      70 palabras

      Eliminar
  11. El recorría la playa cada mañana antes de que la gente empezara a llegar con su detector de metales. No tenia amigos ni otra afición, sus hallazgos eran diversas monedas y alguna pieza de bisutería.
    Una mañana encontró una bolsita con monedas, al día siguiente otra un poco más adelante. En un mes desenterró así treinta tesoros. Al ir a marcar en su cuadrícula este último hallazgo se ruborizó, uniendo los puntos aquello asemejaba un corazón.
    El día 31, sin su detector, se sentó en el banco donde Ella cada mañana disimuladamente le observaba; casi, sin mirarse, ambos se sonrojaron.

    100 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Con las primeras luces del alba atravesó la carretera que lo separaba del arenal, rebasó un banco en el que una pareja se acaramelaba. «¡Qué raro! —se dijo—. A estas horas de la mañana…» Y llegó al borde del agua. Miró en ambas direcciones, pero no vio a nadie. Hubiese jurado divisarla desde la ventana de casa, pero allí no estaba.

      «Primera piedra en el zapato», pensó. No iba a ser tan fácil averiguar algo más acerca de la misteriosa mujer de la orilla.

      84 palabras

      Eliminar
  12. El baño I

    Antes que el sol empezara su ascenso era la mejor hora para el baño, solo los más madrugadores estaban estratégicamente dispersos, por la playa; mientras que el agua la tenía solo para mí.
    Ese día la engañosa calma del mar me hizo adentrarme más de lo habitual. La transparencia del mar me permitía ver ese hermoso paisaje a través de mis gafas de bucear, como un documental en 3D.

    69 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. «¿Qué diablos…?» El submarinista temerario se asustó al ver la cara de una mujer ocupando todo el ancho de sus gafas. Lo más raro es que ella no llevaba escafandra y parecía no tener dificultades para aguantar la respiración bajo el agua.

      La siguió hasta una cueva pero, al entrar, ella había desaparecido. Su luz se apagó y no pudo dar con la salida...

      64 palabras

      Eliminar
  13. El baño II

    Cuando me percaté de mi alejamiento, en el horizonte la playa aparecía como un punto amarillo, decidí regresar. Sin saber como, a medio camino de vuelta, me encontré en medio de un campo minado de medusas. Mis movimientos simularon una cámara lenta, o slow motion como ahora se dice, para pasar entre esas pequeñas y sonrosadas urticantes criaturas marinas.

    59 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por la mañana, la mar escupió otro cuerpo en la orilla. Esta vez se trataba de un hombre vestido de submarinista. Sus gafas todavía estaban colocadas sobre sus ojos abiertos. Su expresión denotaba sorpresa.

      Los bañistas madrugadores dieron el aviso y la policía enseguida acordonó el lugar. Aquello empezaba a ser una costumbre y el turismo iba a resentirse.

      59 palabras

      Eliminar
  14. El baño III

    Al llegar a la orilla, la playa ya estaba en pleno apogeo de visitantes, vi como a mi paso la gente me miraba con sorpresa. No soy precisamente un figurín y me sorprendía tanta expectación a mi paso. Me costo encontrar mis cosas rodeadas de tanto playero con sus tumbonas y sombrillas. Cuando me acerque a las duchas para quitarme el salitre marino, los allí presentes instintivamente recularon dejándome los cuatro grifos para mí.

    74 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Al tercer día solo el forastero se atrevió a bajar a la playa. Nadie quería encontrarse con otro fiambre a la hora de tomar el sol o darse un baño.

      Caminó por la orilla pero, esta vez, no encontró ni rastro de la mujer. Se había esfumado junto con la bruma matutina.

      52 palabras

      Eliminar
  15. El baño IV

    Volví a mi sitio esquivando a los numerosos y anárquicos vecinos de playa, me senté al sol en la toalla para secarme un poco antes de marcharme de ese enjambre humano. La gente que deambulaba al lado mío no podía evitar mirarme con sorpresa y hasta con grima. Me puse las gafas de sol y los auriculares y pasé estoicamente de todos ellos.

    63 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El sabueso retirado pasó unos cuantos días apostado en su ventana sin ver a la mujer de la orilla. El que sí comenzó una rutina de paseos diarios fue el otro forastero. Hacía una semana que los veraneantes habían abandonado el territorio y este hombre había tomado el relevo por partida doble: de ellos y de la misteriosa mujer.

      «Por lo visto no soy el único interesado en ella…» pensó el inspector.

      72 palabras

      Eliminar
  16. El baño V

    A medio día ya en casa, después de una reconfortante ducha de agua fría, me miré en el espejo y no pude evitar reírme a carcajadas. Me puse en el lugar de los todos aquellos que se estremecieron hace un rato en la playa, al tiempo que les daba la razón en cuanto a su estupor, mi imagen del otro lado del espejo se iba difuminando por las lágrimas de mi incontrolada risa.

    73 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. —¿Cómo dice que se llamaba? —preguntó el inspector retirado a su contacto.

      —Mariela Sanromán.

      —¿Y la causa de la muerte…?

      —Accidental sin ninguna duda.

      Caminaba por delante de la casa que ocupara en vida, situada al final de la cala más alejada del pueblo. Le pareció ver movimiento en su interior. Se quedó petrificado.

      Había una mujer en una de las ventanas. Estaba bien seguro.

      65 palabras

      Eliminar
  17. El baño y VI

    Como ya he dicho en la playa yo no llamo la atención por mi físico, que aunque algo obeso es de lo más normal y corriente. Mi afición al baño es desde siempre y del encuentro con las medusas no me libro ni un año. Así que su roce ya solo me produce un enrojecimiento acompañado de un ligero picor, mucho menor que el de una ortiga. Eso no quita que, cuando salga del mar, parezca un pálido gordo lleno de manchas coloradas. Vamos como si llevara un ajustado mono blanco de rojos lunares.

    94 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El inspector era un hombre escéptico. Nunca había creído en nada que no pudiera ver o tocar. La visión de aquella mujer tras la ventana lo dejó descolocado. Era la misma que había observado cada día paseándose por la orilla y la misma que constaba en el informe de la mujer ahogada. Se le ocurrió que tal vez habría alguna explicación racional, como la existencia de una hermana o gemela…

      Tendría que seguir investigando. Ahora más que nunca.

      78 palabras

      Eliminar
  18. El caso de las sirenas ahogadas I

    Aquel verano en esa pequeña villa costera marcó mi destino. Harto de los vecindarios de la urbe, donde hasta el saludo resulta obligación u omisión, quería un entorno más minimalista donde todos nos conociéramos aun siendo el forastero en boca de todos.
    Era septiembre y ya solamente el último remplazo estival asolando la playa. En mi paulatina integración rápidamente diferencie el trato simpático que recibía como turista y el receloso al enterarse que seria su nuevo vecino.

    77 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tras unas pocas pesquisas supo que Mariela nunca tuvo hermanas ni hermanos. Todo el asunto empezaba a ser muy desconcertante para el viejo inspector. Entretanto otro cadáver llegó arrastrado por la marea a la cala que solía recorrer la difunta.

      «Parece que el asunto empieza a ponerse muy feo», pensó el inspector. Demasiadas muertes para ser casualidad.

      57 palabras

      Eliminar
  19. El caso de las sirenas ahogadas II

    La racha de mujeres ahogadas, todas residentes del sanatorio privado, movilizó una investigación muy al uso de una novela de Agatha Christie. En la que yo mismo tendría mi propio papel.
    Para empezar nadie en esta truculenta historia era lo que parecía; o bien, como los icebergs, ocultaban más de lo que a simple vista se veía.

    57 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. —¿Quién vive en la casa de la cala? —preguntó el inspector al barman del bar más antiguo del pueblo.

      —Pues allí vivía Mariela Sanromán hasta que…

      —Sí, sí, lo sé. Allí vivía ella. La cuestión es quién vive allí ahora.

      Tanto el viejo camarero como el dueño del local se miraron sin comprender.

      —Esa casa quedó vacía desde entonces… Nadie quiere ir a…

      El inspector salió de allí bastante perplejo y sin esperar a que terminara la frase. Él había visto a alguien en la ventana, de eso estaba bien seguro. Si no era la finada entonces…

      97 palabras

      Eliminar
  20. El caso de las sirenas ahogadas III

    El simplón, que todas las mañanas buscaba pequeños tesoros en la playa con su detector, no lo era tanto. Para nada era bobo o retrasado, sencillamente era un hombre muy tímido e introvertido pero con una gran imaginación. Prueba de ello es su prematuro retiro gracias a los generosos dividendos de sus aplicaciones de Internet.

    55 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mariela Sanromán no era un nombre demasiado común y, sin embargo, constaban diez Marielas con ese mismo apellido en los archivos.

      El inspector tuvo que dedicar unas cuantas semanas a recopilar todos los datos. Algunas de las fichas estaban bastante incompletas. Su pasatiempo estaba empezando a resultar un trabajo a tiempo completo.

      52 palabras

      Eliminar
  21. El caso de las sirenas ahogadas IV

    La mujer del banco tampoco era solo la típica turista de mediana edad y solitaria. Si bien, su falta de ambición y hasta autoestima, la habían relegado a labores de archivo y documentación; pero era la mejor investigadora de la policía. Nada que ver con el veterano inspector que llevaba este caso, recién promocionado justo antes de su jubilación.

    59 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Una vez cribados los datos se quedó con dos Marielas. «Si al menos supiera su segundo apellido…» Reflexionó el viejo inspector. Pero alguien había hecho muy bien su trabajo escondiendo pistas. No había dejado hilos de los que tirar… o eso parecía.

      42 palabras

      Eliminar
  22. El caso de las sirenas ahogadas V

    Igual el único personaje de esta historia que no ocultaba nada era el sabueso. Con diez años de servicio policial en su arqueado lomo ya no estaba en el mejor momento, pero su infalible olfato fue la clave que puso en el orden correcto las piezas de este criminal puzle.
    De su cuidador solo diré que, aparte de ser un reconocido adiestrador canino, es el hermano mayor de la investigadora. De ahí que ella estuviera, precisamente en esta pequeña villa costera, pasando sus vacaciones.

    84 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. —¿Mariela Sanromán? —Colocó la taza de café en la barra, delante del viejo inspector—. Vivía ella sola.

      »¿Sabe? Es curioso, pero no recuerdo que nadie la visitase durante el tiempo que vivió en el pueblo.

      —¿De veras? —El inspector tamborileó con los dedos sobre la barra—. Ni familia ni amigos… —Se rascó la sien.

      «Eso solo puede querer decir una cosa…» El viejo inspector se palmeó la frente. Debía comprobar algo. Salió del bar sin tomarse el café, ante el estupor de los presentes.

      86 palabras

      Eliminar
  23. El caso de las sirenas ahogadas VI

    La pequeña villa no disponía no disponía propiamente de un centro de salud, pero sí tenia concertada la atención médica con el sanatorio privado del final del paseo marítimo. Esta exclusiva propiedad fue en tiempos el palacete de un indiano. Situado en medio de una inmensa finca dispone de embarcadero y hasta playa privada.
    Actualmente cuenta con más construcciones, para mejorar sus servicios, incluida una piscina cubierta. La antigua casa del guardes se rehabilitó como el improvisado ambulatorio local. Al estar sita en la entrada cumple con su cometido y salvaguarda también la intimidad de los selectos clientes del sanatorio.

    100 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los indicios solo indicaban una cosa: Mariela Sanromán era una identidad ficticia. Estaba seguro de que poco o nada encontraría tirando de ese hilo. La cuestión ahora era averiguar quién había sido en realidad y por qué se ocultaba. ¿Y si su muerte no había sido un accidente?

      —¡Socorro! —gritó una mujer que caminaba por la orilla—. ¡Aquí hay un hombre muerto!

      El viejo inspector bajó corriendo. Al acercarse al bulto tendido sobre la arena algo llamó su atención: era el tatuaje que el cadáver tenía en la mano. Lo había visto en alguna parte.

      96 palabras

      Eliminar
  24. El caso de las sirenas ahogadas VII

    El primer cadáver apareció en un pantalán del espigón del puerto. Seguramente llegó hasta allí arrastrado por la marea, pero difícilmente podría ser una bañista la playa cuya corriente va en el sentido contrario; la muerta había llegado desde mar abierto.
    El viejo lobo de mar, que al amanecer la encontró junto a su bote, pensó que sus colegas le habían gastado una broma poniéndole un maniquí. Intentó apartar el cuerpo con un remo, este se giró y la mirada perdida de unos ojos vidriosos le dejó helado. No era la primera vez que veía un ahogado, pero siempre impacta.

    100 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos los muertos hasta la fecha estaban limpios. Sin embargo al viejo inspector no se le escapaba una y desde que entrara en el cuerpo había disfrutado de una especie de sexto sentido que jamás le había fallado, ni una sola vez, y en esta ocasión las alarmas habían sonado alto y claro.

      Seguía pensando en la imagen tatuada, aunque todavía no recordaba, terminaría por saber a qué o a quién le recordaba.

      73 palabras

      Eliminar
  25. El caso de las sirenas ahogadas VII

    El bañador de marca y un Rolex en su muñeca indicaban que la ahogada, si bien turista, lo era de alto nivel económico. A la espera del resultado de la autopsia las pesquisas preliminares determinaron que, o bien había sufrido algún percance en un yate de recreo, o la más factible; una residente del sanatorio de lujo.
    Al enseñar la policía la foto, en la recepción de la clínica privada, la empleada confesó que hacía día y medio esa paciente se marchó sin dejar aviso, pero al tener reservada habitación todo el mes prensaron que en cualquier momento regresaría.

    99 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. «Pues cómo no he caído antes…» se dijo el inspector. «El pulpo tatuado, ¡sí!», lo llevaban todos los miembros del Clan de los Pulpeiros, una conocida banda de narcos gallegos que lideraba el tráfico de cocaína y hachís en las Rías Baixas durante la década de los ochenta. Sin embargo el fiambre pasaba muy poco de los treinta y en aquella época aún no había nacido…

      66 palabras

      Eliminar
  26. El caso de las sirenas ahogadas VIII

    Este caso se habría resuelto como un infortunado accidente; la mujer se fue a nadar desde la cala del sanatorio sin que fuera vista y, por algún motivo desconocido, se ahogó; pero en el informe toxicológico de la autopsia apareció un nivel bastante alto de su medicación para la ansiedad y el estrés. Alguien tan relajado no decide salir por la noche a nadar a mar abierto.
    Las alarmas de asesinato se dispararon siendo necesaria una investigación mucho más meticulosa para este caso.

    83 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Marcial Balbís trabajaba como bateeiro en la Ría de Arousa. Un oficio muy decente para la mayoría —si solo se dedica a la cría de mejillón o vieira— pero muy bien posicionado para colaborar en el lucrativo negocio del tráfico de estupefacientes más o menos activamente.

      Aquel tatuaje no podía ser una simple casualidad artística…

      55 palabras

      Eliminar
  27. El caso de las sirenas ahogadas IX

    Galván fue el policía designado por la central para tratar de resolver el asesinato. El veterano agente, a unos meses de la jubilación forzosa, era el único recurso actual disponible en la comisaria. Había ascendido en su última oportunidad a inspector hacía menos de un año. Y este sería el primer caso significativo con su nuevo empleo.
    El viejo detective siempre había estado relegado a un segundo plano, a la sombra de la fulgurante carrera de jóvenes inspectores, en sus dilatados años de servicio. Esos eran precisamente sus mejores valores, la experiencia y la tenacidad.

    95 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y empecé a preguntarme si existía alguna clase de vínculo entre los Pulpeiros y el de la batea. A simple vista nada los relacionaba pero yo sabía que las apariencias a menudo engañan y aquí el equívoco parecía estar a la orden del día.

      Balbís… aquel apellido no tenía nada de extraño si no fuera porque… el Clan estaba formado por los miembros de una de las familias más conocidas de la zona: los Bisbal. Qué casualidad que ambos apellidos tuvieran las mismas sílabas… ¿Y si en realidad eran el mismo pero nuestro hombre lo había cambiado por motivos ocultos?

      100 palabras

      Eliminar
  28. El caso de las sirenas ahogadas X

    No hubo médico, enfermera, o empleado del sanatorio privado que el insistente inspector no interrogara. Después, contrastando meticulosamente sus notas, iba descartando sospechosos. Finalmente se quedó solo con tres convencido que alguno de ellos sabía más de lo que inicialmente le habían contado.
    El inspector Galván no iba a soltar su presa y ahora tocaba el método Colombo. Cada mañana y tarde se presentaba en la clínica acosando a alguno de los elegidos con preguntas, muchas de ellas insustanciales, tratando disimuladamente de echar abajo sus declaraciones precedentes; Eso sí, educadamente y sin perder las formas.

    95 palabras

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En apariencia la ficha del bateeiro estaba más limpia que una patena pero si había algo que encontrar daría con ello. De momento, mi atención iba a centrarse en el resto de cadáveres. Cuando miré a la pared donde había colgado el esquema del caso algo llamó mi atención aunque se trataba de algo más visceral que racional…

      58 palabras

      Eliminar
  29. El caso de las sirenas ahogadas XI

    La técnica del veterano detective, dio sus frutos pero no los esperados por él. Al tercer día de sus incesantes visitas al centro cuando preguntó por la jefa de enfermeras, una de sus tres sospechosos, no supieron darle razón de ella; aunque no hubiera constancia alguna de que se hubiera ausentado del sanatorio.
    Después de toda la tarde de su infructuosa búsqueda un empleado de mantenimiento, al ir a revisar las bombas de agua de la piscina cubierta cerrada ese día por mantenimiento, vio flotando bocabajo el cuerpo de una mujer que por su atuendo bien podía ser la desaparecida.

    100 palabras

    ResponderEliminar

Este blog ya no admite comentarios anónimos. Para comentar, solo podrás hacerlo desde un perfil conocido de Google. El blog tampoco recoge datos personales de quien decida comentar, ni se hace responsable de las opiniones vertidas en los comentarios, pero sí se reserva el derecho de borrar todos aquellos mensajes que constituyan cualquier tipo de spam o que vayan en contra de sus Condiciones Generales de Uso, a donde puedes ir para conocer todos los detalles.