LA MUJER DEL KIMONO BLANCO de Ana Johns
CUADRO DE CONTENIDO |
Johns teje el pasado y el presente de una manera maravillosa […] El resultado es una historia realmente bien documentada, conmovedora y con aire cinematográfico.Toronto Star
Ficha
TÍTULO ORIGINAL: The Woman in the White Kimono
AUTORA: Ana Johns
IDIOMA ORIGINAL: Inglés
TRADUCCIÓN: Milo J. Krmpotic
EDITORIAL: Espasa
COLECCIÓN: Espasa narrativa
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2020 | Original de 2019
ISBN: 8467058501
GÉNERO: Novela, contemporánea, drama, histórica
Nº DE PÁGINAS: 432
Sinopsis
Japón, 1957. El matrimonio concertado de Naoko Nakamura asegura el estatus de su familia. Pero Naoko se ha enamorado de un marinero estadounidense, un gaijin, y casarse con él provocaría una gran vergüenza a toda su familia. Cuando se descubre que Naoko está embarazada, es repudiada y obligada a tomar decisiones inimaginables con consecuencias que se extenderán de generación en generación.
Estados Unidos, en la actualidad. Tori Kovač, al cuidado de su padre moribundo, encuentra una carta que contiene una gran revelación, una que pone en duda todo lo que sabía sobre él y sobre su familia. Iniciará un viaje para descubrir la verdad que esconde esa carta y que la llevará a recorrer medio mundo hasta llegar a una remota aldea costera en Japón, donde debe enfrentarse a los demonios del pasado y allanar el camino para la redención.Yo comento
Estructura
Enmarcados entre un prólogo y un epílogo, la estructura se ordena en cuarenta capítulos cortos, donde se alternan los que suceden en el pasado en Japón y los que ocurren en el presente a ambos lados del océano. La autora nos conduce con ritmo rápido por un recorrido cruel pero hermoso —contado a dos voces— que empieza así:
Me llamo Naoko Nakamura. Mi nombre de casada es Naoko Tanaka. Y una vez, durante un breve período entre ambos, tuve un nombre distinto, ajeno a la tradición, debido a una boda inusual que se celebró bajo un viejo árbol de luces titilantes.
Todo un comienzo in media res que enseguida se traslada al presente, desde donde Tori irá desgranando los sucesos del pasado en una suerte de investigación con muy pocos datos de partida —para mí una genialidad— hasta desentrañar el misterio que su padre no le pudo desvelar antes de morir, pero cuyas pistas siempre estuvieron ahí, en el ‘cuento’ que escuchó tantas veces durante su infancia.
En paralelo asistimos a la historia que vivió Naoko, contada también en primera persona hasta completar un recorrido de ficción cuya base es —desgraciadamente— muy real —diez mil niños dan fe de ello— y a quienes la autora —cuando lo supo— quiso resarcir de algún modo contando lo que pasó, y adoptando para ello el alter ego de Tori.Autora
Ana Johns no es su nombre verdadero, pero sí es cierta la historia que su propio padre vivió en Japón —como muchos otros soldados— cuando sirvió en la marina americana y se enamoró de una chica japonesa, a pesar de las prohibiciones de ambos bandos. Partió de su historia familiar para poder imaginar cuanto les ocurrió a los protagonistas de ‘La mujer del kimono blanco’, la ópera prima de esta joven escritora y periodista, nacida y educada en Detroit.
Dos voces
Para ello usó dos voces bien diferenciadas, una oriental y otra occidental, una tradicional y otra moderna. Y esa es —a mi modo de ver— una de las virtudes de la obra. Veamos cómo se dirige a nosotros la chica japonesa:
“El tiempo es una criatura terca que disfruta provocándote. Cuando eres feliz, le crecen alas y echa a volar. Cuando esperas algo, se arrastra por el lodo más espeso con pies pesados. […] En la vida, el sabio construye su propio cielo mientras que el idiota se queja del infierno, pero yo creo que ambos son inevitables y temporales. […] PARA COMPRENDER TU RUMBO, TIENES QUE CONOCER TANTO TUS RAÍCES COMO EL ALCANCE DE TUS RAMAS.Naoko
Lo hace de manera alegórica y muy bella. Y comparemos cómo lo hace la chica americana:
Como periodista de investigación, no era una persona que creyera en las señales o en el destino. Me había abonado a la coherencia de la razón y a su lenguaje dicotómico de verdades contundentes. Pero ¿Qué el hospital y su barco se llamaran igual? Quizá el universo sí que intentaba decirme algo.Tori
Sus pensamientos son mucho más racionales y, sobre todo, prosaicos, ¿verdad?
Historia real
Pero hay mucho más detrás... Johns muestra la lucha de la mujer por encontrar su sitio en un mundo hostil. El valor de las decisiones que tomamos en la vida y sus consecuencias. La importancia de la lucha por lo que se cree justo. O la de conseguir justicia a tanto dolor. Subyacen temas como la tolerancia, la paz, el amor verdadero, la obediencia, la persecución de aquello que amamos o sacrificarse para hacer lo que se espera de ti.
Y no hay que olvidarse de esa historia real descarnada —aunque no por ello menos atrayente— que te atrapa desde las primeras palabras de Naoko —una mujer fuerte que trató de llevar las riendas de su destino— hasta las últimas, donde reflexiona sobre el dolor y la felicidad, y sobre el paso del tiempo.
Esos amores prohibidos, esos prejuicios y leyes de prohibición por ambos bandos —americano y japonés— tras la guerra, esa oposición familiar debida a las estrictas tradiciones niponas, los problemas burocráticos para la unión de parejas mixtas de americano y japonesa, la maldad con mayúsculas, los intereses económicos y un sinfín de obstáculos que jugaron en contra de los jóvenes enamorados.
Una tragedia global de proporciones enormes en Japón —donde los ‘mestizos’ eran considerados seres inferiores y rechazados por todos—, que tampoco fue mejor en Estados Unidos con esas escuelas para convertir a las japonesas en perfectas amas de casa americanas y con los problemas raciales de su sociedad.
La historia de esos diez mil niños mestizos que corrieron mejor o peor suerte fue el detonante para que la autora se adentrara en lo más oscuro de una historia que a pesar de ello vale muchísimo la pena y como ella misma dice en su ‘Nota de la autora’ es una verdad hermosa y trágica que entrega a sus lectores:
Como con el Pajarillo de Naoko, dejo mi historia, su historia —una verdad hermosa y trágica— en tus manos. Lo que hagas con ella es cosa tuya.Ana Johns
Valoración
4/4 books
Una historia pasada que traspasa el tiempo.
Lo tengo en mi lista hace tiempo, pero con la pereza que me da lo japonés y/o ambientado en Japón, ahí sigue, aunque tu reseña me lo ha recordado y me ha dado muchas ganas de comprarlo y ponerme con él de una vez.
ResponderEliminarUn beso.
Lo sé, Rosa. He visto alguno de tus comentarios por otros blogs. Y también he visto que lo de Japón no te mola nada y sin embargo eres seguidora de Murakami, claro que él es un japonés bastante occidentalizado en muchos aspectos. A mí sin embargo las culturas orientales siempre me han atraído, hasta cuando odiaba estudiar historia. Te animo a que la leas, además siendo mujer y madre creo que llega muchísimo más.
EliminarUn beso.
Uyyyyyy qué alegría que te haya gustado así tanto!
ResponderEliminarMe ha encantado tu reseña, de verdad; yo no logro ser tan buena en ellas, como que aún no le encuentro el modo... son más bien impresiones muy personales.
No sé cómo no te tenía en mis blogs de lectura (aunque últimamente estoy muy muy perdida), sí en Goodreads pero no tu blog ...pero ya lo soluciono.
Besotes!
Bueno, Alma, una siempre tiene la sensación de no hacerlo todo lo bien que podría. A mí también me pasa. En esto de la literatura soy completamente autodidacta y voy aprendiendo sobre la marcha. A mí siempre me da la impresión de irme por las ramas y de contar rollos que a nadie le interesan demasiado. Esto me lo tomo como una doble lectura: primero la del libro en sí y segundo, la del análisis que le hago tras ella. Después de eso siempre tengo la sensación de haber leído dos veces la obra en cuestión y esa manera de hacerlo cada vez la disfruto más.
EliminarLas impresiones personales son muy valiosas, no pienses que sean nada menor, y con el tiempo se va evolucionando y perfeccionando la manera de comentar. Ya lo verás. A mí también me costó encontrar 'mi manera' de hacerlo.
Un beso enorme y muchísimas gracias por mostrarme esta novela que tanto me ha gustado.