Primera siembra — #fuegoenlaspalabras 03/21
Reto #fuegoenlaspalabras para Marzo de 2021 consistente en esta ocasión en crear un relato de 1000 palabras como máximo partiendo de tres palabras dadas.
CUADRO DE CONTENIDO |
Relato
Para afrontar el reto de Marzo con las tres palabras dadas se me ocurrió ahondar un poco en una práctica que creía olvidada y más propia de la ciencia ficción. Espero que te guste. 964 palabras, incluido el título.
Primera siembra
Hans aceleraba a fondo su bimotor en cada pasada necesaria para la recogida previa de datos. En su cerebro tenía grabada a fuego desde hacía mucho tiempo la forma correcta de hacerlo. Inspeccionar la calidad de los aerosoles y detectar con exactitud la capacidad de siembra suponía tomar mediciones fuera y dentro de la nube. Algo que dicho así sonaba arriesgado pero que para un avezado piloto como él —con más de seis mil horas de vuelo alrededor de tormentas— no solo era bastante seguro sino también muy divertido.
Hans Ahlness era lo que suele llamarse un piloto por vocación. Disfrutaba cada momento que pasaba a los mandos de su avioneta Piper Seneca II. Le encantaba deslizarse con ella en plan salvaje utilizando las corrientes térmicas. Elevarse o descender en el aire como si recorriera una montaña rusa de su propia invención. Entre ellos —hombre y avión— había una conexión tan íntima que los hacía funcionar como uno solo y podría decirse que el ‘moscardón’ —como a él le gustaba llamar a su aeronave— era desde que había aprendido a pilotar, una especie de apéndice de su propio cuerpo. Así que cuando supo de la existencia de aquella curiosa profesión —para la que era condición imprescindible saber volar— no pudo resistirse a probarla y descubrió que estaban hechos la una para el otro.
Para él, la salida de ese día solo suponía uno de tantos vuelos rutinarios para bordear la célula de la tormenta a la distancia marcada por su mentor —Jean Francois Berthoumieu—, un verdadero experto, además de consultor de la OMM¹, formador de pilotos sembradores en países de varios continentes y el personaje más versado del mundo en ‘la siembra’, Berthoumieu era uno de sus pioneros y le había enseñado todo cuanto sabía al respecto.
Los datos obtenidos resultaron bastante prometedores y los envió a la Oficina de Control antes de realizar las pasadas de la siembra propiamente dicha. De los dos posibles métodos a utilizar —por debajo o por encima de las nubes— había escogido su preferido —sobre la masa de nimbos— aunque sin lugar a dudas era el más peligroso. Lo llamaban la ‘primera siembra’. En ese momento todos estuvieron de acuerdo en priorizar la necesidad. La fuerte sequía que llevaba padeciendo la región en lo que iba de verano así lo exigía. Tras recibir el okey desde sus oficinas, comprobó los controles de la aeronave e informó a la torre de control acerca de sus siguientes maniobras, siempre siguiendo el manual.
—Juliett Bravo Kilo Alfa Five Eight Six Four llamando a torre de control, cambio.
—Aquí torre de control, adelante Juliett Bravo Kilo Alfa Five Eight Six Four, cambio.
—Juliett Bravo Kilo Alfa Five Eight Six Four comunica una rectificación en el plan de vuelo. Junto con la Oficina de Control hemos decidido atravesar el foco de la tormenta. Repito torre. Atravesamos foco de tormenta. Cambio.
—Okey Juliett Bravo Kilo Alfa Five Eight Six Four. Rectificación registrada. Cambio.
—Okey torre. Cambio y corto.
Hans tiró con firmeza de la palanca y aceleró hasta alcanzar 177 nudos —su velocidad de crucero— dejando que las bengalas higroscópicas alojadas en las alas se activasen. Liberaron sus partículas de sal atraídas por las corrientes descendentes de la nube. La idea era sembrar también el interior para aprovechar al máximo la denominada ‘primera siembra’ y lograr que aquel enorme y hermoso cumulonimbus ‘llorara’ gran parte de su contenido.
Tras unas cuantas pasadas, se introdujo al fin en el foco tormentoso. Allí dentro la visibilidad era nula y había que volar a ciegas usando solo los aparatos del avión. A pesar de haber realizado decenas de veces aquella misma operación nunca se cansaba de repetirla. Era casi una experiencia religiosa. Entre aquella especie de bruma lograba sentirse como un pequeño dios, creador del trueno y la lluvia, controlador de los agentes meteorológicos y… le encantaba.
Enseguida los indicadores señalaron que los depósitos de sal estaban vacíos y su misión concluida. Dispuesto a abandonar aquel grandioso y turbulento pedazo de nube se dirigió hacia el perímetro. Fue entonces cuando un espantoso y brutal sonido casi lo deja sordo. Se sintió como si el mismísimo Thor lo hubiese golpeado con su gigantesco martillo y en una fracción de segundo, saltaron todas las alarmas para luego enmudecer. Cayó en la cuenta de que un rayo acababa de alcanzarlo y en lugar de bordear el exterior del fuselaje —como buena jaula de Faraday— y pasar de largo, había fundido todos los sistemas eléctricos.
«Nada puede ir a peor», pensó, pero se equivocaba.
Lo siguiente fue perder uno de los motores y después el otro. Volar a oscuras, sin aparatos y sin propulsión era prácticamente imposible y supo que solo un milagro podría salvarlo.
Desde la torre trataron de comunicar con Hans pero todos los intentos por restablecer el contacto a través de la radio resultaron infructuosos, incluso su señal había desaparecido de la pantalla del radar, lo cual no auguraba nada bueno.
Pasaron los minutos, después las horas, se desplegó un enorme dispositivo de rescate pero no se halló ni el más mínimo rastro de Hans ni de su ‘moscardón’. Ambos pasaron a engrosar las listas de tantos otros aviones y tripulaciones desaparecidos a lo largo de la historia y el informe se vio marcado con el sello de ‘caso sin resolver’ muy poco tiempo después.
***********
Hans nunca había visto nada parecido. Cuando logró enfocar la vista —tras el fogonazo inicial— pudo distinguir cómo en lo alto del cielo brillaban dos soles. Por eso había tanta luminosidad pero la pregunta era otra. ¿Dónde se encontraba? No comprendía qué había sucedido. Creyó que estaba muerto y que aquella era la famosa luz al fondo del túnel… o eso o…
No, se negaba a creer algo así.
mj
1 Organización Meteorológica Mundial
El reto
Como ya te habrás dado cuenta por el encabezamiento, este reto se llama #Fuegoenlaspalabras y es una idea original de Rebeca del blog Crónicas de la loca que cazaba nubes. Aunque ya es la quinta vez que participo en el reto, la fidelidad se mide por años y esta es mi tercera vez en 2021 —la primera aquí y la segunda aquí—, por eso ya soy merecedora de un pequeño premio o Trofeo de Bronce que exhibo orgullosa a continuación:
Normas
Después de disfrutar contemplando mis logros y sin más dilación, veamos los condicionantes de Rebeca para la propuesta de este mes, empezando por las tres palabras obligatorias:
tormenta | martillo | sal
INSTRUCCIONES ADICIONALES:
- PROHIBIDO: Usar cualquiera de los plurales de las tres palabras y sal ha de referirse al condimento blanco, cristalino que echamos en las comidas
- EXTENSIÓN: 50 versos para poemas y 1000 palabras para texto narrativo en tu blog. incluído el título, o 300 palabras si lo subes en los comentarios, sin contar el título.
- FACEBOOK: Usar siempre el hashtag #fuegoenlaspalabras
- PARTICIPACIONES: Si son varias, cada una irá en un post individual.
- PLAZO: Desde el 1 de Marzo a las ocho de la mañana hasta el 31 de Marzo a medianoche (hora peninsular española).
Banners
Para apuntarse hay que dejar un comentario en la entrada correspondiente del blog de Rebeca —enlace aquí— y colocar el banner del reto en tu post o en otra parte visible de tu blog. Yo lo he puesto aquí abajo para ir al reto de Rebeca y en MisceláneosRetosBanner para ir a la página donde aparecen todas mis entradas del reto. Como colofón, dejo la propuesta —banner LECTOR cero— para hacer —si lo deseas— un comentario de estilo sobre mi texto. Quedas invitad@.
Para acabar: si te ha gustado y usas Pinterest, puedes animarte a repinear este pin en uno de tus tableros. Es gratis y me encantaría. También puedes repinear cualquier otra imagen del post —para ello he habilitado un botón que se activa en la esquina inferior derecha, al pasar el cursor o el dedo sobre la foto—, si así lo deseas. Ya sabes, a gusto del consumidor:
PE: Hans Ahlness y Jean Francois Berthoumieu son dos personas reales y se dedican a lo mismo que aparece en el relato. En realidad debería decir que Hans lo fue porque murió en 2016 en un accidente con su avioneta Cessna 340 pero fue en condiciones diferentes a las especificadas en el relato. Ambos me sirvieron de inspiración y se lo agradezco y a Hans, además, le dedico mi composición a modo de homenaje. Va por ti, dondequiera que estés.
¡Salud y suerte!
Hola,
ResponderEliminarInteresante relato, que me llevó a leer más sobre tus personajes, que la verdad desconocia. Me ha gustado el velo trepidante que le has dado, tan propia de las historias de aventura y acción. Muy bien narrado y estructurado.
Un saludo
¡Gracias Yessy!
EliminarYo tampoco los conocía hasta que investigué el tema de la siembra de tormentas y me parecieron muy interesantes también porque todo ello me sonaba como algo que se había intentado hace mucho pero que se había dejado de hacer hace mucho también. Saber que es una práctica habitual en varios países me ha sorprendido mucho.
Debo confesarte que cada vez que leo mis relatos quieros rehacerlos por completo, les veo mil y un defectos, igual es que no soy imparcial al respecto pero da gusto que te haya llegado y que lo hayas visto tan bien. Es algo que anima. Gracias una vez más.
Un beso.
pues tengo que decir que escribes genial, siempre es bueno leer una narrativa fresca, ligera y entretenida, y lo mejor el final y la dedicación me ha gustado mucho
ResponderEliminar¡Gracias Divina!
EliminarAunque aún tengo mucho que aprender y que pulir. Creo que he mejorado bastante pero cuesta. El final ha sido sorpresivo, espero, como deben ser los finales de los micros o de los relatos cortos como este. La dedicatoria creo que se la debía a este hombre que dió la vida por su pasión de pilotar.
Un beso.
¡Hola!
ResponderEliminarMe has dejado con la boca abierta. En serio.
Soy de una zona rural así que conozco la práctica de esos pilotos que "siembran", vamos que inyectan químicos en las nubes para que llueva, vamos que para mí es algo normal (verlo des del suelo claro) pero narrado como lo has hecho tú, y después de descubrir todo lo que va viviendo Hans, creo que ahora cuando alce la vista lo haré de otro modo.
Por cierto, espero que sigas con el relato, porfi, porque no sabes con las ganas que me he quedado de descubrir dónde está Hans en realidad.
Felicidades, en serio. Una historia con una trama muy creativa y una pluma excelente.
Besotes
¡Gracias Carolina!
EliminarTodo es mejorable y yo tengo aún mucho que aprender en esto de las letras, ya que soy más bien de ciencias. Para mí los avances en este campo son todo un logro. El relato en principio es cerrado pero sí que algunos parecen pedir continuación y puede que empiece a hacer continuaciones de alguno de ellos. Ya veré.
Pues fíjate que yo pensaba que eso de sembrar nubes era algo que se había experimentado años ha y que se había dejado de hacer porque no era bueno para el medio ambiente. Cuando empecé a investigar sobre el tema me encontré con que era cierto lo que pensaba pero que se continuaba haciendo pero con compuestos salinos naturales e inocuos. ¡Cuántas cosas pasan en el mundo de las que no nos enteramos...! ¡Cuánto ignoramos...!
Un besote.
Holaa
ResponderEliminarFelicidades, se ve una evolución en cada relato que subes. Te has puesto de pleno en el tema de los relatos y se nota tu dedicación. Está claro que practicar y practicar es la clave. Un final que me ha sorprendido ehh... Me encantaría que nos contaras un poquito más
Besotes
¡Oh, gracias Lala!
EliminarA veces me entran las dudas pero otras sí que tengo la impresión de estar mejorando. Esto de la escritura, como cualquier actividad creadora tiene su dificultad aunque la práctica, como tú dices, ayuda. Sobre todo noto que me cuesta menos sacar frases mejores a la primera.
Me han dicho eso de la continuación. Hay algunas historias que podrían ser la semilla de algo más grande. Ya iré viendo.
Gracias por tus palabras. Un besote.
Me encanta como va tu evolución con todo esto y se te ve el interés que depositas en cada entrega. Yo también he ido mejorando en le blog con el tiempo. El relato me parece muy bonito y solo leerlo me imagino un poco la historia.
ResponderEliminarGracias Alexandra. A ver si es cierto. A veces pienso que no avanzo. Es bastante difícil sin saber por dónde andas. Esto de la literatura es complicado. Para mí, al menos.
EliminarPero no nos puedes dejar así!! ¿Qué fue de HAns?, ¿esos dos soles son fruto de la conmoción? Pero casi lo que más me ha sorprendido es que digas al final que realmente es una profesión que existe, nunca antes lo había escuchado. Sigue así,bss!
ResponderEliminarAy madre, esa posibilidad tan racional no se me había ocurrido. Es curioso cómo cada quien interpreta una cosa viendo, en este caso leyendo, una misma cosa o texto...
EliminarPues sí. Y es bastante antigua ya. Yo creí que se había desechado hace tiempo por ser dañina para el medio ambiente pero han seguido investigando nuevas maneras de hacerlo de forma inocua.
Un beso.
Como siempre un relato que aporta muchísimo valor a nuestra vida. No sabía eso de las siembras... ahora me llevo un nuevo aprendizaje. y claro que quiero saber más jejej, sigue con esta pasión que te va de maravilla.
ResponderEliminarGracias Ana Victoria. Me alegro de que te haya servido tanto. Habrá que hacer una continuación. Se me acaba de ocurrir algo...
EliminarSeguiré con ello, no te preocupes.
Un beso.
Excelente relato, me mantuvo en tensión hasta el desenlace, sentí un poco de pena por Hans, supongo que pasó a mejor vida a pesar de su destreza en lo que hacía, enhorabuena por tu medalla de bronce, eres muy talentosa para los relatos, espero nos sigas sorprendiendo con tus siguientes participaciones.
ResponderEliminar¡Gracias Rebeca!
EliminarSe hará lo que se pueda. La verdad es que estoy bastante metida en esto de los relatos y me está encantando aunque aún me queda muchísimo por aprender...