EL VIAJERO — Un jueves, un relato | 13.06.24
CUADRO DE CONTENIDO
El reto
Entre libros
- PREMISA: Escribe una historia que de una u otra manera se relacione con LIBROS.
- POSIBILIDADES: Puede ser a partir de un libro en especial o en sentido genérico, su presencia deberá ser importante dentro de la trama y así deberá llevarnos a meternos en ellos, entre sus páginas, sus títulos, sus autores, su magia o sus influjos.
- EXTENSIÓN: Un límite máximo de 350 palabras.
- PLAZO: Toda la semana del jueves 13 de Junio.
- PARTICIPACIÓN: Una entrada en el blog del participante.
Banners
Microrrelato
El viajero
Me desperté en un lugar desconocido. Había un techo blanco bien iluminado. No recordaba mi nombre. Tampoco sabía dónde me encontraba. Me incorporé. Era una habitación reducida y minimalista. Una cama estrecha. Un estante pequeño al lado. Y una escalera que trepaba por la pared hasta una trampilla. Subí con una facilidad inusitada. Saqué el seguro de la portezuela y metí la cabeza por el hueco. Había una segunda habitación —idéntica a la otra—, aunque vacía.
Noté ese dolor de cabeza que me atenazaba de nuevo. Froté mis dedos sobre las sienes, manteniendo los ojos cerrados. Al abrirlos, un contador marcaba sesenta segundos, mi tiempo de descanso. Contemplé a través de la ventana el bosque de robles que había a lo lejos. Sus ramas se mecían al viento y las primeras hojas caídas anunciaban la llegada inminente del otoño. Espiré una bocanada de aire y volví a centrarme en lo mío.
Esta vez el escenario era diferente. Noté las salpicaduras con sabor a sal. Y escuché el rugido de un mar embravecido. Con mi arpón en la mano, apunté hacia el lomo del enorme cetáceo que me obsesionaba desde hacía semanas. Estaba seguro de que podría darle caza: o él, o yo.
De nuevo, otro pinchazo. Volví a cerrar los ojos. Demasiado tiempo metido entre ellas, era hora de abandonar mis tareas. Me quité las gafas y me recosté en el sillón.
Necesitaba ese respiro, pero la mente bullía sin darme tregua. Esa idea que me rondaba últimamente regresó. ¿Cuántas aventuras habré vivido, cuántos países habré visitado, cuántas galaxias habré recorrido, cuántos héroes habré conocido…? He perdido la cuenta.
Y pensé: los novedosos viajes en el tiempo se hallan en plena promoción. ¡Menuda tontería! Llevo muchísimo tiempo realizándolos sin necesidad de usar esa complicada física cuántica. ¿Quién la necesita, si tiene una biblioteca más o menos surtida como la mía? Con ella puedo ir a lugares a los que ninguna ley física podría llevarme, porque son imaginarios.
Aun así, viven en mi cabeza, esa que me da punzadas de vez en cuando. Poco precio a pagar por tan magníficos paseos.
Personajes homenajeados, por si alguien no los hubiera identificado con la lectura:
- Ryland Grace en ‘Proyecto Hail Mary’ de Andy Weir
- Capitán Ahab en ‘Moby Dick’ de Herman Melville
¿Qué te ha parecido mi duodécimo micro juevero del año? Cuéntamelo aquí abajo me encantaría saberlo.
Foto edición: MJ RU1Z
.png)
Que lindo es poder imaginar y viajar por distintos lugares, épocas y espacios, los libros nos permiten eso, volar con la imaginación a historias inesperadas! Bello relato! Besos por ahí!!!
ResponderEliminarCierto, Marí. Los libros —literalmente— nos salvan la vida.
EliminarBesos.
Nuestra mente es lo mejor que poseemos con ella, podemos hacer mil viajes, tener mil aventuras, todo depende de la imaginación que le pongamos, viva la imaginación es el mejor regalo que podemos tener. Un beso.
ResponderEliminar¡Viva! ¡Viva la imaginación!
EliminarUn beso.
Hermoso relato, sin dudas leer te otorga esa magia de poder viajar a lugares inimaginables, tener una biblioteca bien provista sin dudas es fundamental, disfrute de la lectura, muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Gracias, Patricia. Ya lo dijo Emily Dickinson: «No hay mejor nave que un libro».
EliminarUn abrazo.
Por isla mocha y una ballena blanca, con más arponazos que cualquier ballena, Mocha Dick, y finalmente se lo llevo de una pata enredado con la muerte. Alguna vez en Quintay una ballena blanca que se volvió un peligro, un fantasma que se creía perdido volvió a recorrer su bahía.... Ahab a cargo en el Pequod, no pudo terminar su historia. Muchos creían que había sido escrita por Julio Verne, pero un gringo solaz se le adelantó Herman Melville.
ResponderEliminarGustab.
Gustab.
Veo, Gustab, que lo tuyo son las aventuras, máxime si tienen el mar como escenario. Fíjate que yo aún no he leído la novela de Melville, pero es tan conocida y se han hecho tantas adaptaciones que he podido reconstruir una breve escena aún sin haberla leído nunca. Ese poder tienen las grandes historias.
EliminarUn abrazo.
Precioso homenaje a los libros. Ciertamente, los que leemos llevamos mucho tiempo viajando en el tiempo y en el espacio, y viajando a las distintas mentes de los personajes sin ayuda de la técnica o de la ciencia. Todo es más fácil de los que parece. me ha encantado tu realto.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Rosa. Así es, los autores presentes y pasados nos llevan a mundos donde el tiempo es diferente a cómo lo sentimos. Me alegro de que te haya gustado mi idea.
EliminarUn beso.
Efectivamente los libros nos permiten viajar a cualquier rincón del mundo y del universos sin movernos del sitio. Buen aporte! Un abrazo!
ResponderEliminarlady_p
Gracias, Lady_P. No nos movemos del sitio en cuerpo, pero sí en alma.
EliminarUn abrazo!
Las historias que cuentan los libros mantienen en un vuelo permanente a la imaginación. Su evocación sale a relucir en momentos determinados. También es maravillosa la lectura para alimentar la propia creación de aquellos a quienes gusta escribir.
ResponderEliminarBuena aportación.
Saludos.
Cierto, Marcos, despiertan la imaginación a muchos niveles y aportan en las más variadas circunstancias. Aunque también hay otros que aportan sabiduría.
EliminarSaludos.
Bonito paseo se ha dado tu protagonista, con solo apretar los ojos. Encima lo hará a voluntad. Tener la biblioteca en la cabeza no es poca cosa
ResponderEliminarAbrzxooo
Ay, Gabiliante, no hay que ser tan textual... Pero, bueno, eso es también una idea.
EliminarUn abrazo.
¡Hola, MJ! Sin duda que la mejor máquina del tiempo es un libro. Y no solo eso, también es interdimensional como bien apuntas al final. Ojalá las nuevas generaciones no se abandonen al embrujo de lo digital y tecnológico y sigan preservando la curiosidad y las ganas de vivir una aventura interactiva e inmersiva que solo ofrece la lectura. Un abrazo!
ResponderEliminarBueno, creo que entre la juventud habrá de todo y muchos usarán esa máquina del tiempo. No solo de tecnología vive el hombre. Un abrazo!
EliminarLa lectura es esa trampilla de escape que tenemos los humanos para evadirnos de nuestra vida y vivir otras.
ResponderEliminarBesos
Cierto, Tracy, y para aprender de otras, o sentirse respaldad@ porque alguien más piensa como nosotr@s. La lectura siempre salva. lo mismo que la escritura.
EliminarBesos.
Cuánta razón tienes MJ, para qué desear la máquina del tiempo cuando podemos vivir todas las épocas y mundos a través de los libros...Aunque no estaría mal poder viajar a ese momento que te trunca el destino.
ResponderEliminarMe gustó mucho. Un abrazo
Cierto, Nuria, aunque siempre que se trata el tema de los viajes en el tiempo nunca se consigue cambiar algo que haya sido trascendental. El destino tiene su camino trazado e inamovible. O eso me parece a mí. Tal vez en un universo paralelo...
EliminarGracias y un abrazo.
Muy bueno, MJ. Has logrado plasmar toda la magia que pueden llegar a descubrirnos los libros, como también el intrincado proceso que hacemos para conseguirlo. Hay que lograr meterse en cada página. Dependerá mucho del talento del autor. Un abrazo y muchas gracias por sumarte
ResponderEliminarCierto, dependerá bastante del autor y también del lector, que sea capaz de captar su esencia. Un abrazo y gracias a ti, por esta convocatoria tan chula.
EliminarEs una gran herencia los libros que nos llevan a lugares distintos y también mientras estamos en ellos, vivir sus historias.
ResponderEliminarUn abrazo y linda semana,
Sí que lo es, Cecy. Lo mismo te deseo.
EliminarViajar en el tiempo y espacio, con sólo tener una biblioteca.
ResponderEliminarUna idea muy atractiva.
Besos.
Por supuesto. Y siempre ha estado delante de nuestras narices.
EliminarBesos.
El comienzo de tu relato parece un bosquejo de un escenario teatral a falta de sus actores luego en tu sueño todo es posible te dispersas a la vez que nos das notas de diapasón para vivir ti sueño Un abrazo
ResponderEliminarBueno, Javier, me has dejado un poco perpleja y me has hecho cuestionarme acerca de la estructura de mi relato. Viendo los otros comentarios ya no estoy tan segura de que la equivocación sea mía.
EliminarPuede que el primer párrafo y el empleo de la primera persona te hayan llevado a engaño, pero aquí nadie está soñando. Has de leer entre líneas, eso da las claves de la historia.
Un abrazo.
Creo que la historia "vive" cuando entra en la mente del lector, que en dicho contrato, cede ciertas libertades a la voluntad del escritor,
ResponderEliminar(y depende del escritor, porque algunos son mas rudos e intrusivos que otros)
En el medio del binomio lector/escritor estan las letras, comunicando dos mentes.
Bien captado, José. La palabra clave es «vive». Por eso está en primera persona. El viajero se mete en la piel de los protagonistas hasta el punto de ser ellos. Las letras obran su 'magia'.
Eliminar