El último pirata — Un jueves, un relato | 02.05.24
CUADRO DE CONTENIDO
El reto
Un reto oceánico
- PREMISA 1: Escribe un micro poniéndote en el lugar de un pirata, de un marino real, o de un polizón de cualquiera de ambos bandos.
- PREMISA 2: Sitúate en los siglos XVII-XVIII —la llamada Edad Dorada de la piratería— entre 1620 y 1730.
- EXTENSIÓN: Un límite máximo de 350 palabras.
- PLAZO: Hasta el 2 de Mayo.
- PARTICIPACIÓN: Una entrada en el blog del participante.
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Microrrelato
El último pirata
Pronuncio mis últimas palabras con voz firme y a cara descubierta:
—¡Adeus a todos, a función xa rematou! 1
Acto seguido, salto desde mi propio ataúd —pues la horca está demasiado alta—, y caigo de pie. Mi despedida teatral roza el ridículo mientras amañan un boquete en el suelo para suplir el largo sobrante de la cuerda.
Parece mentira que haya acabado aquí. Hace solo unos días me las prometía muy felices de camino a Berbería. Estaba a punto de retirarme, con la bolsa llena a rebosar. ¡Qué bien iba a vivir entre as mouriñas fermosas! 2 Y ahora, mírame, ni siquiera logran ahorcarme a la primera. ¿Es posible caer más bajo?
Las cosas se torcieron aquella fatídica noche. El ron corría por nuestras venas, mas no culpo a nadie, estaba oscuro. El vigía vio un faro y dio la voz:
—¡Tarifa a babor!
Y le creímos. Pero allí no estaban ni Tarifa ni su faro. Aquello era el antiguo punto vigía de la Isla de León, unas millas más arriba. ¿Cómo pudo pasar? El destino, tal vez... Sin darnos cuenta, embarrancamos en ese enorme arenal. Así que abandonamos el Burla Negra, escondimos el botín como pudimos, y nos mezclamos entre los habitantes de Cádiz.
Mis hombres se quedaron allí y yo preferí seguir hasta Gibraltar, creyéndome más seguro dentro de sus límites. ¡Qué equivocado estaba! Cuando volví a ver la cara de ese desgraciado, no la reconocí. Había pasado mucho tiempo desde el ataque al Morning Star —mi primera incursión pirata—, y estaba seguro —craso error— de que, visto lo visto, ningún pasajero vivo tendría suficientes arrestos para delatarme.
Pero éste los tuvo, quería venganza. ¡Qué pronto olvidaron aquellos usureros de la Marina cuánto les había llenado sus bolsillos! Me apresaron y enjuiciaron. Y, por supuesto, setenta y cinco asesinatos y diez barcos saqueados pesaron lo suyo.
El cadalso, al fin, está listo. La parca espera.
—¡Xa nos veremos! 3 —Vuelvo a despedirme, orgulloso hasta la muerte.
Esta vez sí, termino ajusticiado.
Un magnífico último acto para Benito Soto Aboal, ¡el último pirata! Es cuanto me llevo a la tumba.
1 «¡Adiós a todos, la función ya se acabó!»
2 «Las moritas guapas»
3 «¡Ya nos veremos!»
¿Qué te ha parecido mi sexto micro juevero del año? Cuéntamelo aquí abajo me encantaría saberlo.
Foto edición: MJ RU1Z
8 comentarios:
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Qué interesante nos has traído, MJ! Para quien no la conocíamos, ha resultado ser muy ilustrativa de una época y geografía muy lejana. Muy completo y explicativo, como siempre, tu estilo al armar cada post. Un abrazo
ResponderEliminarBueno, lo del post ya es tradicional, es una manera como otra cualquiera de crear algo. A mí también me pareció muy interesante la historia de este muchacho. Vivió deprisa y murió joven. La pobreza y la codicia pueden hacer estragos así combinadas. Pero ha sido interesante. En una época en la que hasta los reyes se robaban en la mar los unos a los otros, normal que surgieran estos otros piratas que trabajaban a cuenta propia. Un abrazo.
EliminarQué interesante historia, quise poner jeje
ResponderEliminarYa me parecía... los correctores... :D
EliminarNo hay peor cosa que un pirata no dé con huesos en el mar.
ResponderEliminarPues su honor ahorcado no es lo mismo.
En fin, las cosas no salen muchas de las veces como deseamos.
Una buena historia.
Besos.
Gracias, Campirela! Cierto, una mala pasada. Pero supo darle una salida con dignidad, al menos. Cosas que tiene la vida. Cuando juegas con fuego, terminas por quemarte siempre o casi siempre.
EliminarBesos.
Me ha encantado con su punto cómico.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Tragicómico, más bien...
EliminarGracias por leer, Tracy. Un beso.