Malos pensamientos — Escribir jugando Febrero 2023
Entrega correspondiente al mes de Febrero de 2023 del Reto Escribir Jugando. Usamos los juegos de mesa para inspirar un microrrelato de cien palabras como máximo. 'Un capazo, una jaula musical y 'Los miserables' de Victor Hugo' marcan la composición del séptimo mes del año V del desafío.
CUADRO DE CONTENIDO |
El reto
Este reto titulado Escribir jugando, es una idea original de Lídia del blog lidiacastronavas.wordpress.com: El Blog de Lídia. Llegué a él desde otro blog literario y me encantó la propuesta nada más verla: se usan cartas, dados, piedras y flores para despertar la inspiración. Ya lo explica en el banner: Reto de escritura basado en juegos de mesa ¿Juegas? Yo respondí con un rotundo SÍ y desde Diciembre de 2020 —hace ahora más de dos años— estoy metida de lleno en el juego.
Banner
Para apuntarse hay que dejar un comentario en la entrada correspondiente del blog de Lídia —enlace aquí— y colocar el banner del reto en este post o en otra parte visible del blog. Yo lo he puesto aquí abajo para anunciar el reto de Lídia y en MisceláneosRetosBanner —enlace directo aquí— para ir a la página donde aparecen todas mis entradas del reto.
Normas
Y ahora, sin más preámbulos, veamos los condicionantes de Lídia para la propuesta de este mes:
- CONDICIONES GENERALES: Tema y métrica libres.
- CONDICIONES PARTICULARES: Deberá estar inspirado en la carta grande. Deberá aparecer la imagen del dado: capazo. Y por último de manera opcional, podrá aparecer algo relacionado con 'Los Miserables': el año de su creación, su escritor o el propio libro.
- EXTENSIÓN: 100 palabras máximo sin contar el título, tanto para poemas como para microrrelatos.
- PLAZO: Sin límites, aunque preferible el mes en curso.
Microrrelato
Te presento mi propuesta del mes de enero, resuelta en 98 palabras, sin contar el título. Espero que te guste y la disfrutes como yo lo hice cuando la escribí.
Malos pensamientos
Si alguien me preguntase cómo me siento, diría que enjaulada. O atada de pies y manos. Mi vida ya no me pertenece porque es toda suya. Me avergüenza solo pensarlo, pero grito en mi cabeza:
«¡Quiero liberarme!»
En su lugar, me limito a poner música. Enciendo la radio y suena una melodía envolvente que posee mi cuerpo mientras tarareo muy bajito la letra que no me sé en inglés del musical 'Los miserables'. Victor Hugo me ha salvado alejando los malos pensamientos.
Sigo bailando un rato delante del capazo donde duerme, hasta que… su llanto rompe el sortilegio.
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Para acabar: si te ha gustado y usas Pinterest, puedes animarte a repinear este pin en uno de tus tableros. Es gratis y me encantaría. También puedes repinear cualquier otra imagen del post —para ello he habilitado un botón que se activa en la esquina inferior derecha, al pasar el cursor o el dedo sobre la foto—, si así lo deseas. Ya sabes, a gusto del consumidor:
PE: A veces ser madre puede resultar abrumador... que otro ser humano dependa totalmente de ti es tremendo y —según en qué circunstancias— todas necesitaríamos 'vacaciones' de esta tarea, pero normalmente no puede ser. Por eso es tan importante que el padre se implique al máximo, lo mismo que hace la madre.
Fotografía: Pexels.com | Foto de pies de bebé en capazo de mimbre de Pixabay para Pexels
Foto edición: MJ RU1Z
Foto edición: MJ RU1Z
¡Salud y suerte!
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Genial relato, pero tal cual. Cuando los bebés lloran casi todo el tiempo, esos ratitos de paz se agradecen mucho, lo malo es que no suelen durar.
ResponderEliminarUn beso.
Bueno, eso también, pero yo me refería más bien a ese sentimiento que a veces nos ataca a las madres con bebés de haber perdido autonomía y el propio yo en pos del hijo. Si encima es llorón, ya ni te cuento.
EliminarUn beso.
Sí, es que creo que todo va unido. Hay una sensación terrible de haberte perdido a ti misma y haberte entregado al niño. Una sensación que encima provoca culpabilidad. Mientras duerme intentas volver a ser tú misma y hacer tus cosas (madre mía, cómo intentaba yo leer entre biberones, cambio de pañales, llanto, etc.), pero de pronto se despierta y llora y te vuelves a sentir abducida.
EliminarOtro beso.
Sí, la absorción es total... hay un grupo por Internet que se hace llamar 'Las malas madres' y va un poco de eso. De la culpabilidad y de lo que pierdes o a lo que tienes que renunciar.
EliminarUn beso.
Hola antes que nada gracias por pasarte a mi blog, y tu relato me ha encantado, saludos
ResponderEliminarGracias dobles, por devolverme la visita y porque te haya gustado el micro.
EliminarSaludos.
Hola, MJ. Un micro que invita a una profunda reflexión sobre la crianza en la actualidae. Estoy de acuerdo con lo que apuntas al final del micro. Muy buen reto. Muchas gracias por tu aportación al desafío de este mes. Un abrazo 🤗
ResponderEliminarEs que este tema de la igualdad no es solo que las mujeres trabajemos en igualdad de condiciones y remuneración sino en el nivel de implicación en la familia. No sé qué revolución hemos hecho si además de tener que trabajar fuera de casa, continuamos haciendo todas las tareas domésticas, cuidado de los hijos, etc, etc.
Eliminar¡Hola, MJ! Sin duda que el nacimiento de tus hijos es algo que te cambia la vida. Recuerdo que a la semana de mi primer hijo me decía, ¿qué narices hacía cuando no era padre? Es una experiencia tan absorbente que diría que borra tu pasado. Por supuesto, te da muchas cosas, pero hay momentos en los que en verdad uno anhelaba cierto regreso al pasado libre de esa "cadena". Lo bueno es que solo es cuestión de tiempo, a la que cumplen 15 años la cosa ya se relaja bastante en cuanto a atenciones. Un abrazo!
ResponderEliminarNo sé qué pasa últimamente con tus comentarios y los de algún otro compañero que blogger los marca como spam. Incluso los ha hecho desaparecer una vez publicados. En fin, ya está solucionado.
EliminarLo que dices es cierto en parte. El trabajo paternal nunca termina ya. Y depende de los hijos. Hay algunos que requieren muchísima atención. Y cuando ya te acostumbras a la dependencia vuelan y dejan ese vacío. Es complicado.
De todos modos me refería a esa sensación primeriza de los primeros meses o incluso años. Que todo termina por pasar... cierto. Pero los principios son duros.
Un abrazo!