LA TÍA TULA de Miguel Picazo
CUADRO DE CONTENIDO |
La familia al completo |
Toda una conmoción para el cine español de los sesenta [...] asombrosa adaptación de la novela de Unamuno que alcanza un rigor dramático y una solidez formal inaudita.Miguel Ángel Palomo | Diario El País
Ficha
AÑO: 1964
DURACIÓN: 109 min
PAÍS: España
DIRECTOR: Miguel Picazo
GUIÓN: José Miguel Hernán, Luis Sánchez Enciso, Manuel López Yubero y Miguel Picazo | Inspirado en una novela de Miguel de Unamuno
MÚSICA: Antonio Pérez Olea
FOTOGRAFÍA: Juan Julio Baena (B&W)
REPARTO: Aurora Bautista, Carlos Estrada, Enriqueta Carballeira, Irene Gutiérrez Caba, Laly Soldevila...
PRODUCTORA: Eco Films. Surco Films
GÉNERO: Cine, drama
Sinopsis
Yo comento
Nociva religión
Y es que el ambiente religioso —que todo lo envolvía entonces— creo que contribuía a potenciar aquello que tanto denostaba y castigaba: el pecado. Aquella férrea disciplina de represión que exigía la iglesia católica —que por aquel entonces mandaba tanto o más que el propio dictador—, fue definitiva para apoyar los delitos contra la mujer, tanto dentro como fuera de casa.
Y es que el hombre tenía sus necesidades y la mujer estaba a su disposición para poder satisfacerlas, por las buenas o por las malas. Después, pasar por la vicaría lo arreglaba todo. ¡Qué terrible! Y así se lo dice su propio confesor a Tula: «O el matrimonio, o que se vaya de tu casa.». Tula se rebela de entrada pero, al final, termina por convencerse, aunque ya sea tarde.
Beata o esposa
Esa era la disyuntiva que las mujeres tenían en la España de la época. O se casaban o se quedaban para vestir santos, nunca mejor dicho. Pero a ellos se les perdonaba todo en nombre de su naturaleza: no podían contenerse. Y eso en las mujeres influía de manera muy negativa, tanto como para que muchas temieran y rechazaran su propia sexualidad.
Eso mismo le ocurría a la Tula de Picazo, que no se aclaraba entre sus impulsos carnales, sus sentimientos y la lealtad que debía a su hermana muerta, poniendo a los niños —los sobrinos-hijos— como burda excusa. Para defenderse de ellos, trataba a su cuñado Ramiro como a otro hijo más. Esa escena donde lo pone a comer solo con la servilleta de babero es una imagen bastante gráfica en ese sentido.
Escenografía
Y es que Tula es una mujer independiente que posee su propia casa y a ella se trasladan su cuñado y sus sobrinos. Una casa muy representativa de los hogares españoles de la época, situada en una ciudad de provincias —Guadalajara— típica. Todo perfectamente descrito en las imágenes de Picazo.
Esa plancha enchufada en la lámpara, esas camas metálicas —seguramente heredadas— y esas mesillas altísimas o los armarios con grandes espejos biselados. Así como la mesa camilla, donde la tía Tula tricotaba sus labores, como tantas mujeres de aquellos años.
Igualmente, la visita al pueblo en verano nos deja ver unas calles empedradas vacías y unas casas ajadas por el paso del tiempo y la falta de los cuidados necesarios, que reflejaban a la perfección el estado de un país aislado económicamente debido al dictador.
Fiel reflejo de la sociedad
Asimismo, frente a esa sociedad anquilosada en el pasado Picazo nos deja vislumbrar también una pequeña luz de modernidad, encarnada en los motoristas que bajan al campo para bailar y tomarse unos vinos. Es en la parte femenina de este grupo donde se aprecia mejor el contraste entre lo presente y lo futuro, aquello que se avecina con paso lento. Y también muestra cómo estas mujeres están peor consideradas que las otras —las que van de su casa a la iglesia y viceversa— y para ello, el director tan solo necesita una única escena.
Brillante recuadro de la sociedad provinciana de la época.Fernando Morales | Diario El País
Sombra machista
Esa sombra machista que oscurece bastante el panorama. Todavía los hombres se reparten a las mujeres y se piden permiso para acercarse a ellas con las mejores intenciones: las del matrimonio. Así lo hace un amigo de la familia para quedarse con Tula —aunque a ella él no le interese lo más mínimo— y trata de convencer a un Ramiro —cada vez más agobiado— de que interceda por él ante su cuñada, cuando es éste quien pretende postularse a sí mismo para el ‘puesto’.
Dos visiones
Pero no se puede dejar a un lado que esta película tiene un importante precedente literario: la novela homónima de Miguel de Unamuno. Aunque en contra de lo que parecería predecible, ambas obras no siguen el mismo patrón. El propio director Miguel Picazo —a mi modo de ver— lo deja bien claro al decir que el largometraje ‘solo está inspirado’ en la obra del escritor y, por ello, ambos no tienen más en común que el nombre de los personajes —Tula y Ramiro— y la relación de parentesco que los une. Todo lo demás difiere por completo, aunque ambas obras se titulen igual. Y lo más extraordinario, cada una en su campo es fascinante.
El libro habla de temas religiosos y filosóficos, de la dicotomía maternidad-virginidad, y retrata un feminismo —bastante adelantado a su tiempo—, donde hay una mujer que no quiere vivir su vida sometida a la autoridad de un varón, pero se niega a renunciar a la maternidad.
Tula abraza su femineidad en el río del pueblo |
La película habla de un tiempo más reciente, pero ahogado por costumbres más encorsetadas. La maternidad pasa a segundo plano para dar prioridad a la mujer. Nos relata una historia en la que el erotismo tiene gran peso, y la religión también, por desgracia. Es el fiel reflejo de la sociedad española de provincias del momento, producto de una sociedad enferma por la influencia eclesiástica, que lleva a sus protagonistas a comportamientos tóxicos y extremos, a él a convertirse en un obseso sexual capaz de violar y a ella, en una frígida o casi.
Aquí el papel de madre queda desdibujado en pro del papel de mujer, en cambio en la novela es todo lo contrario. Y también los finales son opuestos: en la novela Tula forma una gran familia sin casarse, en la película —por no hacerlo— se queda sin ella. Dos visiones para dos genios.Premios
Por sus logros, está claro que esta película no fue una más del montón. Un clásico donde los haya y una de las mejores películas españolas de la historia. A las pruebas —o quizá debería decir a los premios— me remito:
- 1964: Festival de San Sebastián: Mejor película española. Mejor director
- 1966: National Board of Review: Mejores películas extranjeras
- Puesto 32: Mejores películas españolas de la historia
En televisión
Para terminar, no puedo dejar a un lado estos dos programas en los que se visionó la película para luego comentarla. Por grandes entendidos del cine primero y más adelante, por otros grandes menos vinculados al cine pero más al estrato de la sociedad que puede representar la tía Tula como personaje.
Dos formas de verla muy diferentes ideológicamente y en el tiempo —dos siglos distintos— que dan una visión bastante completa y muy ilustrativa de la obra y de su manera de seguir vigente, a pesar del paso de los años. Y que —si te interesan— puedes visionar haciendo clic en los enlaces incluidos.¡Qué grande es el cine!
22/01/1996: Programa —enlace aquí— presentado por el polifacético —productor, crítico, presentador de televisión, autor literario, guionista y director de cine— José Luis Garci, con Eduardo Torres Dulce —fiscal, profesor de Derecho Penal y crítico cinematográfico—, Juan Tébar —escritor y director— y Fernando Méndez-Leite —realizador de televisión, crítico de cine y nuevo Presidente de la Academia de Cine desde el 4 de junio de 2022—.
Una reunión exclusivamente masculina, que se nota en cuanto a sus apreciaciones: erotismo y fidelidad a una época. Donde se mencionan, sobre todo, las virtudes cinematográficas de la cinta y no se tiene en cuenta el comportamiento del personaje masculino, imagino que porque por su propia generación —nacidos en la década de los cuarenta— y género lo habrían ‘normalizado’ y no les cabe comentario alguno.
Hablan de encuadres, movimientos de cámara, iluminación, etc. —de una factura excelente— y de lo bien retratada que está la España y las ciudades de provincias de la década de los sesenta. A continuación dejo muestra de sus escenas favoritas, que coinciden con muchas de las mías, a continuación:
Versión española
26/11/2013: Programa —enlace aquí— presentado por la actriz Cayetana Guillén Cuervo —también periodista, presentadora de televisión y desde el 14 de enero de 2022 presidenta de la Academia de las Artes Escénicas de España—, con Boris Izaguirre —escritor, comunicador, guionista, hombre del Renacimiento, como lo define Cayetana— y Beatriz Gimeno —poeta, novelista, ensayista—.
En esta ocasión, las tintas se cargan más en las motivaciones del personaje de Tula y de sus circunstancias vitales, así como del dilema del deseo sentido más o menos por las dos mujeres de Ramiro. Se nombran sin problemas la palabra ‘forzar’ y ‘violación’ y se analiza —pienso igual— que todo aquello era producto de una sociedad dominada por la Iglesia Católica y que mantenía a la población reprimida y represora de sí misma —las habladurías—, haciéndose un daño horrible en general y a las mujeres en particular.
Al ser los contertulios un gay y una feminista reconocidos y respetados, se apunta —además de lo dicho— la posibilidad del lesbianismo de la tía Tula o incluso su candidatura —si viviera en el contexto actual— a ser inseminada como madre soltera. Ideas muy interesantes y que comparto completamente. Y la idea de mujer independiente que no necesita de un hombre para vivir ni para completarse: la visión sana del amor que hoy está retrocediendo en las generaciones más jóvenes.
Pero en cuanto a la cuestión cinematográfica, me encantó ver las similitudes visuales con las películas de Almodóvar, pero también con Hitchcock y con muchos de los más grandes, en esas imágenes a través de ventanas cuadriculadas o de espejos, o con grupos de mujeres cantando. La idea de que esta película hizo escuela para el cine español me pareció muy interesante. Y animo a quien quiera verlo de primera mano a seguir el enlace.
Adiós al último tren... o no |
Valoración
4/4 claquetas
Costumbrismo español en tiempos de dictadura.
PE: Ese tufillo machista y la escena-imagen del film me dejaron chocada, al final decidí que no podía juzgar la globalidad de la película basándome en esa escena, por más desagradable que me resultara. Aunque me sigue enfadando que en aquellos tiempos esos comportamientos fueran ‘normales’ —más bien normalizados—, incluso para la iglesia católica, apostólica y romana que los promovía —aunque fuera indirectamente— cuando debería castigarlos.
Recuerdo que la tía Tula —en aquel momento— fue considerada como una especie de provocadora. Aquella sociedad represora la juzgó mal. Y hay que decir de todas las maneras posibles que las mujeres no somos provocadoras de nada. Nuestros cuerpos, nuestra belleza o nuestra ropa más o menos ajustada, corta o transparente no han de ser consideradas como provocación de nada. ¿No nos creemos animales racionales? Como tales, ¿no deberíamos poder contener nuestros impulsos carnales ante cualquier tipo de imagen? Yo creo que sí, ¿y tú?
Largometraje: Puedes visionarlo haciendo clic aquí. O en LA TÍA TULA de la primera línea de datos.
¿Has visto ya este clásico de Miguel Picazo?
Y si es que sí ¿Te ha gustado?
Si es que no ¿Te molaría verlo?
Cuéntamelo aquí abajo me encantaría saberlo.
2 comentarios:
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La película la he visto un par de veces, aunque hace ya mucho tiempo de la segunda. El libro lo leí en 1982. Eso sí lo sé porque los libros los apunto, no así las películas. Ambas obras son fantásticas aunque se diferencien una de otra y la película solo esté ligeramente basada en el libro. Se pone así de manifiesto que no es necesario que una película sea muy parecida a la novela para ser tan fantástica o más que esta.
ResponderEliminarUn beso.
Que una película sea clavada a la novela que esté recreando, en realidad no es ninguna virtud. Cuando una historia nos gusta tanto que llegamos a interiorizarla y casi a vivirla, cualquier forma que usen para recrearla en el ámbito audiovisual va a estar por debajo de nuestras expectativas. Al final, cuando un director es bueno intenta hacer la obra suya y resolverla a su manera. En este caso —como ya explico en el post— Picazo tan solo se inspiró en la obra de Unamuno y cuánto debemos agradecérselo, porque hizo una obra de arte tan buena o más que la primera. De todas maneras, una y otra son historias distintas, se centran en aspectos muy diferentes, pero ambas son maravillosas.
EliminarUn beso.