EL JARAMA de Rafael Sánchez Ferlosio
CUADRO DE CONTENIDO |
Río Jarama |
El Jarama es un libro maravilloso, donde se hace poesía de lo vulgar.Miguel Delibes
Ficha
TÍTULO: El Jarama
AUTOR: Rafael Sánchez Ferlosio
IDIOMA: Español
COLECCIÓN: Literaria
EDITORIAL: Booket
AÑO DE PUBLICACIÓN: 2008 | Original de 1955
ISBN: 8423341078
GÉNERO: Novela, clásica, drama, histórica
Nº DE PÁGINAS: 352
Sinopsis
Once amigos madrileños deciden pasar un caluroso domingo de agosto a orillas del Jarama. A partir de ahí la acción se desarrolla simultáneamente en la taberna de Mauricio —donde los habituales parroquianos beben, discuten y juegan a las cartas— y en una arboleda a orillas del río en la que se instalan los excursionistas.
Durante dieciséis horas se suceden los baños, los escozores provocados por el sol, las paellas, los primeros escarceos eróticos y el resquemor ante el tiempo que huye haciendo inminente la amenaza del lunes. Al acabar el día, un acontecimiento inesperado colma la jornada de honda poesía y dota a la novela de una extraña grandeza.Yo comento
He abordado mi segunda lectura de esta novela porque me apunté —por segundo año consecutivo— al Reto Libros Rescatados del blog ‘Un libro en un tris’. De otra manera no creo que jamás me hubiera prestado a releerla. Cuando lo hice por primera vez —durante mi adolescencia— me exasperó y aburrió hasta la inconsciencia.
Se me ocurrió darle esta segunda oportunidad para ver si —pasadas varias décadas y con la experiencia que dan los años— podía verla de un modo diferente.Estructura
Con una estructura carente de capítulos —nombrados como tales o numerados de alguna manera—, sí está dotada de 58 bloques separados que operan del mismo modo. En ellos se van intercalando los párrafos dedicados a la taberna de Mauricio —con toda su pintoresca clientela— y los que muestran la pandilla de jóvenes madrileños que van a pasar un domingo caluroso de agosto al río Jarama. Además, hay dos párrafos cortos entrecomillados que abren y cierran respectivamente la narración, que muchos lectores —no sin cierto deje satírico, incluso jocoso— definieron de la siguiente manera:
[…] lo que más me gusta es la descripción geográfica del río con que se abre y se cierra la narración […]
Un día en el río 1933 |
A ello respondió el propio Sánchez Ferlosio agradeciendo —inocentemente o no tanto— dichas palabras y proporcionando la autoría de los mismos —a partir de la sexta edición del libro— que le pertenecía a Casiano de Prado, Descripción física y geográfica de la Provincia de Madrid, Imprenta Nacional, Madrid, 1864, páginas 10 y 11, eso sí, con unas leves modificaciones, como explica aquí:
Aunque sólo me pueda servir como atenuante, he de añadir en mi descargo que fueron precisamente las pequeñas alteraciones por medio de las cuales ajusté el texto original de don Casiano a mis propias conveniencias prosódicas —toda vez que el comienzo y el final de un libro son lugares prosódicamente muy condicionados— las que pesaron en mi ánimo para resolverme a omitir la procedencia.
Su manera de reescribirlos le dio ese tono aséptico que se mantiene a lo largo de toda la obra y que caracteriza al ‘realismo social’ —del que esta novela está considerada un verdadero estandarte— aunque en realidad se tratara más bien de objetivismo.
Autor
El autor, sin embargo, y como refleja el siguiente resumen del editor:
Escrita por su autor con el sólo propósito de reflejar el habla de sus personajes, El Jarama, Premio Nadal 1955, se convirtió en un hito de la novela española de la posguerra, paradigma del objetivismo que causaba furor en aquellos años, y detonante de la llamada «novela social». Bajo la aparente inanidad de su argumento —las conversaciones de un grupo de jóvenes madrileños que han ido a pasar un domingo del mes de agosto a orillas del río Jarama— se han reconocido todo tipo de significaciones: desde una poética reflexión sobre el paso del tiempo hasta un interpelador retrato de la España del momento. Con su misterioso encanto, la novela nunca ha perdido, desde su aparición, el favor de los lectores.Resumen del editor
…tan solo quería estudiar la manera de hablar de los distintos sujetos según su procedencia social y geográfica. Sánchez Ferlosio nunca pudo entender por qué le concedían ese premio —Nadal 1955— y por qué lectores y críticos veían cosas en la novela que jamás pretendió. Hasta referencias críticas acerca de la Guerra Civil:
—Pensar que esto era el frente —dijo Mely—, y que hubo tantos muertos.
—Digo. Y nosotros que nos bañamos tan tranquilos.
—Como si nada; y a lo mejor donde te metes ha habido ya un cadáver.
El autor —Premio Nacional de Ensayo 1994, Premio Cervantes 2004, Premio Nacional de las Letras españolas 2009, Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2015, entre otras distinciones— llegó a confesar que el género le aburría y —después de ser homenajeado por El Jarama— se negó a escribir más novelas durante veintitantos años, hasta ya entrada la década de los ochenta.
En El Jarama está muy cuidado el lenguaje, muy escuchada el habla popular, pero no tiene ni pies ni cabeza. No me gusta nada. Sería un libro que si lo hubiera escrito otro diría: ¡Pero qué pelmazo!
Comprendí entonces que "el grotesco papelón del literato", como lo he llamado alguna vez, no iba conmigo.Rafael Sánchez Ferlosio
Hijo de escritor —el también militar franquista Rafael Sánchez Mazas—, su padre estaba muy bien relacionado con los personajes más influyentes del momento —desde Mussolini hasta Franco, pasando por un suegro banquero del Vaticano—, Sánchez Ferlosio fue un intelectual de los pies a la cabeza, al que le aburrían las novelas y que pensaba que este género había surgido con el único fin de divertir a las mujeres. A pesar de que la mayoría de sus amigos y su primera mujer —Carmen Martín Gaite— también eran novelistas. Está claro que su vida —menos social— fue muy diferente de la de su padre, y bastante más aburrida. Y está muy claro de dónde le venían esa clase de prejuicios.
Los diálogos
En cuanto a la novela que nos ocupa, está eminentemente construida a base de diálogos, algunos insustanciales, otros más filosóficos, pero todos maravillosamente bien construidos y ajustados a la personalidad de cada personaje, tanto que no es difícil seguir la conversación de hasta ocho personas distintas en una misma escena.
Un baño en el Jarama 1967 |
—Poco noble —decía Schneider—. No burla del adversario. Cosa fea. Muy feo este broma en el juego. No vuelve a hacerlo más.
—No quería molestar, señor Esnáider...
—No molestado. Sólo quiere que juega seriamente.
—¡Tú, nada! No hagas caso. ¡Dales!
—Bien, usted Herr Coca enfadaría. No gustaría este broma contra usted.
Para mí es un auténtico tratado de cómo dar voz a los personajes, además describen perfectamente la procedencia y el bagaje vital de cada uno de ellos. Toda una lección para la creación de personajes consistentes, dibujados mucho más allá de su mera apariencia física.
El estilo cinematográfico
Las descripciones al uso quedan reducidas a su mínima expresión —no por ello menores—, pero cuando el autor deja ver el entorno lo hace de una manera maravillosa. La parte final —tras el detonante— exhibe estos recursos. Cada detalle que el autor muestra te sumerge en un escenario tan visual como descriptivo, situándote sutilmente en el entorno social e histórico.
El chófer ladeaba la cabeza, para tomar lumbre de manos del Juez, sin apartar los ojos de la luz de los faros que avanzaban por los adoquines. A la izquierda, muy lejos, hacia atrás, un horizonte de mesetas perdidas, que apenas blanqueaban vagamente en la luna difusa, contra el cielo de azul ofuscado de polvo. Sucesivas mesetas de caliza y margas, blanco de hueso, se destacaban sobre los valles, como los omoplatos fósiles de la tierra. Luego el Balilla se vio traspasado de pronto por una luz muy fuerte que lo embestía por detrás. La trompeta sonora de un turismo venía pidiendo paso, y la luz los rebasaba en seguida por la izquierda, con un gemido de neumáticos nuevos, cantando en los adoquines. Acto seguido mostraba el Chrysler su grupa negra y escurrida, con los pilotos rojos, que se alejaron velozmente.
—Americanos —dijo el chófer.
—¿Y qué otra cosa van a ser? —le replicaba el Secretario.
—Ya. Si le vi la matrícula. Pues así ya se puede ir a donde quiera.
—Sí; así ya se puede.
—Para cuando lleguemos nosotros a San Fernando, aburridos de verse en Madrid. Es decir, si no se estrellan antes y no se quedan hechos una tortilla en cualquier poste del camino.
—Quien mucho corre pronto para —corroboró el Secretario.
—Ésta es la ventaja que tenemos nosotros; que con este cajoncito de pasas de Málaga no se corre peligro —dijo el chófer—. Algún privilegio teníamos que tener.
—Pues claro.
Pero la casi totalidad de su estructura en forma de diálogos te hará pensar que estás leyendo un guion cinematográfico, además de lograr simultanear la acción sin ningún esfuerzo en dos escenarios diferentes —la taberna y el río—, donde queda muy bien contrapuesta la clase trabajadora urbana a la rural.
S. Fernando - Puente Viveros - mirador |
Un día entero tedioso y lento —una trama argumental sencilla propia del neorrealismo— da paso —tras el detonante— a algo bastante diferente y que nos recuerda que el río —o la naturaleza en general— es inmutable y permanece ahí como testigo mudo del suceso que da un giro a la trama, para hacerte reflexionar sobre el sentido de la vida y su fugacidad.
Lo que opina la crítica
En todo caso esta es una de esas obras sobre las que nadie se pone de acuerdo. Algunos la consideran como la "obra que ha marcado un hito", otros de "lectura apasionante, incontenible", y los más como un "ejercicio de estilo por sí mismo" panacea de los libros aburridos. Para muestra lo que han dicho algunos críticos a lo largo de los años:
Sánchez Ferlosio cuenta excelentemente sucesos al parecer sin importancia (una excursión dominguera al Jarama) recogiendo —o quizá intentándolo— el habla popular como ninguno. Arte que parece decirlo todo y sin embargo sugiere mucho más. En este aspecto, y en la corrección profunda de su castellano, no tiene rival. Lo único de sentir es su parquedad.Max Aub | 1966
Vulgaridad intrascendente e insignificancia desde el comienzo hasta el fin. No hay aventura, ni héroe, ni antihéroe: no hay lugar para la fantasía...Ricardo Gullón | 1975
El Jarama puede ser la obra maestra que muchos todavía leemos, pero sin duda fue, desde el momento mismo de su aparición, espejo y metáfora del estrangulamiento vital de la España del medio siglo; también, el testimonio de la pulcritud, la solvencia y la disciplina con la que un escritor era capaz de imponer a la novela una norma de escritura.Jordi Gracia | 2003
Adaptaciones
Nunca se llegó a materializar en forma de largometraje. Carlos Saura intentó hacerlo pero finalmente desistió —por parecerle desfasada en el tiempo—. Aun así, terminó dedicándole la escena en el río de su primera producción cinematográfica:
- 1960: Los golfos, largometraje dirigido por Carlos Saura, donde hay una escena en el río que homenajea la novela.
- 1965: El Jarama, de Julián Marcos, un trabajo fin de carrera en la Escuela Oficial de Cinematografía en formato corto.
Valoración
2/4 books
La apoteosis del diálogo perfecto.
PE: Parece ser que esta novela hizo correr ríos de tinta acerca de lo que su autor quiso expresar con ella. A mí me ha dado una enorme lección: cuando el río suena sobre una obra es que hay algo importante detrás. Debo decir que en realidad he hecho dos lecturas de esta historia —que parece una cosa y luego resulta ser otra—, una física y otra reflexiva, tras leer parte de la gran controversia que originó.
Aunque mi valoración no ha sido demasiado alta —por su primera parte tediosa para muchos—, ahora que he terminado ese doble viaje animo a todo el mundo a que lea la novela sin desmoralizarse ante el grueso del día de asueto en el río, hasta llegar a ese final que cambia por completo la percepción del domingo y de la novela.es.wikiloc.com | San Fernando de Henares - San Sebastian de los Reyes por la ribera del río Jarama © antotemo
madrid.org | Un día en el río 1933 © Comunidad de Madrid
madrid.org | Un baño en el Jarama 1967 © Comunidad de Madrid
es.wikiloc.com | S.FernandoPteViverosBúnkerMiradorLosBerrocalesLaBolaParacuellosSanFernando © ARCHI60
El Jarama es un libro que tardé mucho en leer. Lo leí ya con treinta años y es curioso porque en aquella época casi solo leía literatura española y europea del XIX y española de la primera mitad del XX, pero ese tardó en caer. Me gustó desde el principio. Esos diálogos, esa localización alterna en el bar y en el río, todo el ambiente, los tipos de gente, todo me pareció genial, pero ya cuando llegó el final... entonces sí, sentí que estaba ante una novela muy, muy singular y muy buena. Lástima que el autor no siguiera cultivando la novela. Aunque tiene algunos poemas maravillosos y eso que yo no soy mucho de poesía.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que tiene novelas posteriores, a partir de mediados de los ochenta... Estaba escribiendo esto, fui a corroborar la información y realmente solo escribió una novela más: El testimonio de Yarfoz. Lo demás fueron cuentos cortos.
EliminarUna última novela que, al igual que la primera o El Jarama, no tienen nada que ver las unas con las otras. Estilos diferentes, según dicen. Parece que lo que más tiene son cuentos o relatos más o menos cortos.
Para mí, como ya dije, lo que salvó la novela es justo ese final. Los diálogos del resto de la novela me resultaron tan tediosos que me costó un mundo avanzar páginas. Estoy de acuerdo con él: ¡Pero qué pelmazo!
Es lo único que he leído de este autor y la verdad es que no me quedaron ganas de repetir en aquel entonces y ahora me aventuraría con alguna de sus otras dos novelas que son muy distintas a esta.
Menudo currrículum lector que te marcas. Yo me he dado cuenta de que he leído más bien poco. He pasado muchas épocas de sequía lectora, no por gusto, sino por falta de tiempo y me he dado cuenta de que la lectura, al igual que la música son fundamentales para mi equilibrio emocional. Espero no tener que renunciar a ellas en el futuro por los motivos que sean.
Un beso.
Yo también he tenido épocas de bajón lector, como cuando mi hijo era pequeño o mientras estudiaba la carrera o en algún momento de debilidad emocional, pero desde hace unos años leo muchísimo. Y hasta que empecé la carrera también leí mucho. Yo también espero poder seguir leyendo siempre porque si me falla eso, no me imagino qué iba a hacer en mis ratos libres, que son muchos.
EliminarLees muchísimo y reseñas otro tanto. Y lees y comentas a l@s demás bloguer@s. No sé cómo lo haces. A mí se me va acumulando todo en una enorme montaña de la que no consigo salir...
EliminarYo durante la carrera retomé el tema a pequeña escala, claro, por las noches siempre dejaba una hora antes de dormir como remanso de paz. Si volviera a estudiar hoy me lo montaría de otra manera y le daría más importancia a la lectura. Claro que cuando hice la carrera los horarios que nos ponían eran tan demenciales que apenas teníamos tiempo de dormir. Por suerte eso ya no es así. Y, mira, la gente termina la carrera con los mismos o incluso mejores conocimientos. Viví una época de 'mataos' que solo servía para desmoralizarte y hacerte creer que eras inútil.
Agua pasada. Ahora sigamos leyendo mientras nuestras neuronas nos lo permitan.
Un beso.
Hola, MJ. Ostras veo que tenemos una relación parecida con esta novela, aunque en mi caso todavía no llegó esa segunda oportunidad. Lo que desconocía era la propia opinión del autor que sin duda me ha ganado por completo. Y es que en más de una ocasión el escritor va por un lado y el lector va por el otro, interpretando cosas que el autor ni llegó a plantearse.
ResponderEliminarSeguramente esta será de esas novelas que, equivocadamente, los colegios e institutos obligan a leer a los alumnos. Una forma como otra cualquiera de evitar que la juventud se aficione a la lectura, con obras para las que no están preparados y con las que no pueden identificarse en ese momento. Un abrazo!!
Afortunadamente creo que las lecturas que exigen hoy en día en el bachillerato son un pelín más acordes con el público juvenil aunque siempre mejorables. Yo recuerdo leer clásicos como Quevedo que me encantaron. A mi hija le pusieron como lectura obligada El hereje de Miguel Delibes y se la tuve que leer en alto. A mí me encantó pero ella no entendía muchas expresiones y eso que no es un libro particularmente difícil. Pero los gustos adolescentes van por otro lado
EliminarEsta obra está muy bien considerada y aplaudida en general pero tres cuartas partes son un tostonazo y, para mí, adolece de esa excesiva frialdad que le da el objetivismo con el que fue escrita. A nadie se le mueve demasiado el pelo ni siquiera ante el suceso final.
Un abrazo.