LA GUERRA DE LOS MUNDOS de Byron Haskin

Crítica del largometraje LA GUERRA DE LOS MUNDOS | Byron Haskin | 1953 | Basado en una novela de H.G. Wells | 1938 | Premios OSCAR 1954: Mejores efectos especiales. 3 nominaciones | Retro Hugo Awards 1954: mejor drama corto | Premios Golden Reel 1954 | Hall of Fame 1978 | National Film Registry

Versión cinematográfica siglo XX del clásico homónimo de H.G. Wells —una novela futurista e iniciadora del género de ciencia ficción moderno basado en realidades científicas— que dio bastante que hablar por sus efectos especiales y por mantener el espíritu de la obra original.

CUADRO DE CONTENIDO Ficha Sinopsis Yo comento Imagen, sonido y montaje Estructura Personajes Clichés Película de culto Puntuación

Aún hoy sigue siendo terrorífica y espectacular sin dejar de lado la belleza. Las actuaciones son convincentes incluso si, en ocasiones, caen en ciertos clichés. (...) Una gran película.

Leonardo D’Espósito | Revista Noticias

Ficha

TÍTULO: La guerra de los mundos
TÍTULO ORIGINAL: The War of the Worlds
AÑO: 1953
DURACIÓN: 85 min
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Byron Haskin
GUIÓN: Barré Lyndon | Basado en una novela de H. G. Wells
MÚSICA: Leith Stevens
FOTOGRAFÍA: George Barnes
REPARTO: Gene Barry, Ann Robinson, Les Tremayne, Henry Brandon, Robert Cornthwaite, Jack Kruschen, Sandro Giglio, Lewis Martin, Houseley Stevenson Jr., William Phipps, Cedric Hardwicke
PRODUCTORA: Paramount Pictures
GÉNERO: Thriller, Ciencia ficción

Sinopsis

Cerca de un pequeño pueblo de Estados Unidos cae algo que, a primera vista, parece ser un meteorito. Los vecinos acuden al lugar del acontecimiento y descubren que es un extraño objeto del que emerge una especie de ojo que empieza a disparar un rayo mortal. Es una nave marciana que, junto con otras muchas, ha llegado a la Tierra para conquistarla. La invasión está teniendo lugar simultáneamente en todo el planeta y ni siquiera la bomba atómica podrá detenerla. La humanidad está perdida.

Yo comento

Para iniciar la nueva temporada del Concurso El Tintero de Oro —capitaneado por David Rubio— he decidido no leer la obra homónima de H.G. Wells en la que está basada la película y lo hago por dos razones concretas. La primera por falta de tiempo y la segunda porque ya estaba leyendo otra novela del mismo autor: El hombre invisible. Por ello se me ocurrió —dado que ya hay muy buenas reseñadoras de libros por estos lares— cambiar un poco de palo y hacer una crítica de la primera versión cinematográfica de la novela.

Imagen, sonido y montaje

Lo primero que llamó mi atención —nada más comenzar el visionado— fueron los títulos de crédito, muy modernos e innovadores para la época —en plena década de los 50—, en ellos se aprecia un mimo especial por todo el envoltorio del film. Unas simples letras bastan para traslucir el contenido de la cinta a través de un sencillo cambio de color —emulando lo que serán las descargas mortales de las naves extraterrestres que aterrizan en la Tierra—. Para mí es magistral y un detalle que dice mucho acerca del creador —para quien se trataba de su primera experiencia como director— y su manera de cuidar la producción hasta el último detalle.

Imagino que sería una de las primeras películas rodadas en Technicolor aunque tuviera un colorido un tanto artificial —eran otros tiempos—, hoy —con los avances del mundo digital— puede llegar a parecer chocante y poco elaborado, incluso cutre pero seguro que era lo más en ese momento.

Ocurre algo parecido con los premiados efectos especiales. El espectador actual y sobre todo el que no haya vivido tiempos pasados en los que la técnica visual todavía estaba en pañales deberá verlo con la perspectiva adecuada. En los tiempos analógicos todo había que hacerlo de manera manual, teniendo que retocar a mano cada fotograma o construir innumerables maquetas a escala para montarlas sobre las imágenes. Lo cual tiene un enorme mérito, pero resultados un tanto dudosos. Y eso es lo que no deberemos de tener en cuenta a la hora de juzgar. No nos quedemos con lo primitivo y hasta risible —desde el punto de vista actual— del aspecto de estos ataques marcianos.

Seguro que quien más quien menos ha visto la peli rodada por Steven Spielberg en 2005 y protagonizada por Tom Cruise. Cuando pienso en ella me viene a la mente el sonido tan espeluznante que producían las naves extraterrestres. Eso es algo que el cineasta moderno —a modo de homenaje— copió del film de Haskin, quien usó tres guitarras eléctricas reproducidas al revés que le valieron la nominación al Óscar.

En cuanto al montaje —por el que también obtuvo una nominación al Óscar— hay que señalar que es llamativa la inclusión de bastantes fotogramas en blanco y negro que o bien son reales o bien pertenecían a otras películas —como "When Worlds Collide”—. Algo que a mi modo de ver enriquece de manera significativa el resultado final.

Estructura

Comienza con las siguientes frases:

En la Primera Guerra Mundial las naciones se unieron para luchar contra las naciones utilizando las máquinas imperfectas de aquellos días. En la Segunda Guerra tomaron parte todos los continentes de la Tierra y el hombre se volvió hacia la ciencia para hallar nueva maquinaria bélica que alcanzó alturas nunca igualadas en su capacidad de destrucción. Y ahora, con las armas terribles de la súper-ciencia que amenazan a toda la humanidad se aproxima la Guerra de los Mundos.

La Guerra de los Mundos | 1953

La cinta usa una estructura clásica propia del momento incluyendo la presentación anterior que trasluce reminiscencias de los noticieros que solían proyectarse en los cines antes de la película y que —al menos en España— se llamaban NODO. Algun@s aún los recordaréis, lo mismo que yo. Y siguiendo esta pauta, estas primeras frases se acompañan de las imágenes de archivo reales en blanco y negro que comentaba en el apartado anterior.

Pues bien, tras un inicio como ese y explicarnos con todo detalle los planes de los marcianos, Haskin nos mete de lleno en el nudo de la historia —bastante libre respecto al original escrito por Wells— donde toma las riendas una pareja protagonista formada por un científico y por una profesora local —sobrina de un pastor— que reconoce al afamado investigador. La acción se desarrolla en California en la década de los 50 —a diferencia del Londres victoriano de finales del XIX de la novela— por cuestiones simplemente contemporáneas y americanas —ya se sabe, ellos siempre pretenden ser el ombligo del mundo—.

Termina tras varias apoteosis guerreras y escenas apocalípticas de pánico generalizado y exacerbado que —diciendo muy poco en favor de la humanidad— facilitan a los marcianos la aniquilación de la raza humana y nos conducen hacia un desenlace inesperado.

Personajes

La humanidad representada está compuesta en su mayoría por paletos de la américa profunda a los que se contrapone un grupo de científicos fascinado por los acontecimientos y el aprendizaje que todo ello les supondrá. Tienen una capacidad de deducción, a mi modo de ver, bastante poco creíble y escasamente justificada: a pesar de su nimio conocimiento de los marcianos despliegan conclusiones a una velocidad de vértigo y con una seguridad pasmosa. No falta la presencia de la Iglesia personificada en la figura de un pastor protestante.

Las máquinas extraterrestres —aunque poco fieles al texto original donde tenían forma de trípode— para mí son fascinantes y muy en consonancia con los tiempos —poco después del incidente de Roswell—: auténticos platillos volantes desde los que emerge un ‘cañón’ con aspecto de cobra —en posición de ataque—. Con unos extraterrestres que más que verse se insinúan, acrecentando el terror que la protagonista femenina manifiesta más de una vez al borde del ataque de ansiedad.

Clichés

Hay que admitir que Haskin hace un espléndido retrato robot de la mentalidad del momento, a pesar de que ciertas costumbres y modos puedan parecernos inadmisibles en la actualidad. Se dejan traslucir las dosis de machismo propias de la época —con los papeles femenino y masculino y sus comportamientos bien delimitados—. Mostrando a una mujer histérica por naturaleza y que precisa de alguien que la proteja irremediablemente.

No falta la presencia de la Iglesia como mediadora o consoladora en lo irremediable, o salvadora cuando todo lo demás ha fallado. Ni tampoco el ‘papel salvador’ que los Estados Unidos se auto-adjudicó a partir de la Guerra Fría. Y, como no, tampoco se olvida de presentarnos una ‘parejita de enamorados’ como hilo conductor de la trama.

A pesar de todos estos detalles, en esencia, creo que este film representa bastante fielmente el espíritu de la novela de H.G. Wells. Algo de lo que adaptaciones posteriores no pueden presumir.

Película de culto

Con todo ello y a pesar de ser una producción de serie B, tuvo casi tanta repercusión como la emisión radiofónica del otro Wells —Orson—, y es que una invasión extraterrestre no deja a nadie indiferente ¿verdad? Sin duda, ha resultado inspiradora para muchas producciones posteriores y creadora del subgénero de invasiones alienígenas.

Visión marciana

Como punto muy, muy positivo debo señalar la enorme base científica que sus autores imbuyeron al film. Y que se encuentra muy en el espíritu que H.G. Wells dio a la novela original, aunque superándola gracias a los conocimientos adquiridos hasta los años 50.

A pesar y por todo ello es una buena muestra de cine verdadero, una auténtica película de culto: tuvo que ser todo un bombazo en su momento. Y nadie que ame el cine en general y la ciencia ficción en particular debería perdérsela: es historia del séptimo arte.

Puntuación

Tiene todos los ingredientes para merecer la máxima puntuación aunque yo no se la haya concedido. Entretenida, con buen ritmo, bien realizada… pero ya sea por todos esos detalles enumerados en este artículo, porque faltase esa crueldad extraterrestre que sí tiene la versión moderna o porque da a la religión un papel demasiado preponderante, lo cierto es que no me conmovió como para darle la excelencia, aunque objetivamente sea una película excelente. Por eso:

Mi puntuación es:
3/4 claquetas

¡Me gustó de verdad!
Ciencia ficción en estado puro.

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PE: Últimamente algunas obras clásicas, ya sean escritas o audiovisuales, me chirrían a lo bestia. Puede que sea señal de que los tiempos están cambiando y de que las mujeres hemos dicho stop pero ya no puedo ver esos modos como algo normal o tolerable. Me asquea esa imagen histérica que pretenden darnos, la de mostrarnos como seres desvalidos que necesitan protección masculina. Y me resulta incómodo contemplarlo a pesar de que sea la marca de una época. Aquí me sucedió y eso le restó puntos a mi valoración final. Lo siento pero es así.

Por otro lado —al documentarme para hacer esta crítica— me ha picado tanto el gusanillo de leer la novela que acabo de empezarla. Pero eso no se queda ahí… me gustaría ver todas y cada una de las adaptaciones de una obra que fue fundamental para el desarrollo de la ciencia ficción moderna y terminar reseñándolas aquí. Poco a poco todo se andará porque ese fue el propósito para el que creé este blog, para ver cómo se desarrollan las mismas historias en diferentes medios.

Para terminar tengo que decir que el típico cine americano pasado o presente cada día me gusta menos. Exhibe una serie de clichés exasperante y se empeña invariablemente en dar unos finales a las historias descafeinados para no herir la sensibilidad del espectador medio que me pone de los nervios. Si algo ha tenido de bueno todo este mal trago pandémico que estamos pasando es el de dar más peso a las plataformas de streaming. Gracias a ello podemos disfrutar de obras audiovisuales de todos los países y tener al alcance joyas increíbles del cine independiente. No hay mal que por bien no venga.

¡Salud y suerte!

¿Has visto ya esta versión del clásico de H. G. Wells?
Y si es que sí ¿Te ha gustado?
Si es que no ¿Te molaría verla?
Cuéntamelo aquí abajo me encantaría saberlo.